lunes, 12 de octubre de 2009

Enxenplo del medio amigo

Este texto está tomado del "Libro del Caballero Zifar". Yo lo disfuté mucho.

Así aconteció en esta prueba de los amigos a un hijo de un hombre bueno en tierras de Sarapia, como ahora oiréis. »Y dice el cuento que este hombre bueno era muy rico y había un hijo que quería muy bien, y dábale de lo suyo que despendiese cuanto él quería. Y castigole que sobre todas las cosas y costumbres, que aprisase y pugnase en ganar amigos, ca esta era la mejor ganancia que podría hacer; pero que tales amigos ganase que fuesen enteros, y a lo menos que fuesen medios. Ca tres maneras son de amigos: los unos de enfinta, y estos son los que no guardan a su amigo sino mientras pueden hacer su pro con él; los otros son medios, y estos son los que se paran por el amigo a peligro, que no parece más en duda si era hombre; y los otros son enteros, los que ven al ojo la muerte o el gran peligro de su amigo y pónese delante para tomar muerte por él, que el su amigo no muera ni reciba daño. Y el hijo le dijo que lo haría así y que trabajaría de ganar amigos cuanto él más pudiese, y con el algo que le daba el padre convidaba y despendía y daba de lo suyo granadamente, de guisa que no había ninguno en la ciudad onde él era, más acompañado que él. Y al cabo de diez años, preguntole el padre cuántos amigos había ganados, y él le dijo que más de ciento. "Ciertas", dijo el padre, "bien despendiste lo que te di, si así es; ca en todos los días de la mi vida no pude ganar más de medio amigo, y si tú cien amigos has ganado, bienaventurado eres". "Bien creed, padre señor", dijo el hijo, "que no hay ninguno de ellos que no se pusiese por mí a todos los peligros que me acaecieren". Y el padre lo oyó y calló y no le dijo más. Y después de esto aconteció al hijo que hubo de pelear y de haber sus palabras muy feas con un mancebo de la ciudad, de mayor lugar que él. Y aquel fue buscar al hijo del hombre bueno por hacerle mal. El padre, cuando lo supo, pesole de corazón, y mandó a su hijo que se fuese para una casa fuerte que era fuera de la ciudad, y que se estuviese quedo allá hasta que apagasen esta pelea, y el hijo hízolo así; y desí11 el padre sacó luego seguranza de la otra parte y apaciguolo muy bien. Y otro día hizo matar un puerco y mesolo y cortole la cabeza y los pies, y guardolos, y metió el puerco en un saco y atolo muy bien y púsole so el lecho, y envió por su hijo que se viniese en la tarde y cuando fue a la tarde llegó el hijo y acogiole el padre muy bien y díjole de cómo el otro le había asegurado y cenaron. Y desde que el padre vio la gente de la ciudad que era aquedada, dijo así: "Hijo, comoquiera que yo te dije luego que viniste que te había asegurado el tu enemigo, dígote que no es así; ca en la mañana, cuando venía de misa, lo hallé aquí en casa dentro, tras la puerta, su espada en la mano, cuidando que eras en la ciudad, para cuando quisieses entrar a casa, que te matase. Y por la su ventura matelo yo o cortele la cabeza y los pies y los brazos y las piernas, y echelo en aquel pozo, y el cuerpo metilo en un saco y téngolo so el mi lecho. Y no lo oso aquí soterrar por miedo que nos lo sepan; porque me semeja que sería bien lo llevases a casa de algún tu amigo, si lo has, y que lo soterrases en algún lugar encubierto". "Ciertas, padre señor", dijo el hijo, "mucho me place, y ahora veréis qué amigos he ganado". Y tomó el saco a cuestas y fuese para casa de un su amigo en quien él más fiaba. Y cuando fue a él maravillose el otro porque tan gran noche venía, y preguntole qué era aquello que traía en aquel saco, y él se lo contó todo, y rogole que quisiese que lo soterrasen en un trascorral que y había. Y su amigo le respondió que como hiciera él y su padre la locura, que se parasen a ella y que saliese fuera de casa; que no quería verse en peligro por ellos. Y eso mismo le respondieron todos los otros amigos, y tornó para casa de su padre con su saco, y díjole cómo ninguno de sus amigos no se quisieron aventurar por él a este peligro. "Hijo", dijo el hombre bueno, "mucho me maravillé cuando te oí decir que cien amigos habías ganados, y seméjame que entre todos los ciento no hallaste un medio; mas vete para el mi medio amigo, y dile de mi parte esto que nos aconteció, y que le ruego que nos lo encubra". Y el hijo se fue y llevó el saco e hirió a la puerta del medio amigo de su padre. Y ellos fuéronselo decir, y mandó que entrase. Y cuando le vio venir, y le halló con su saco a cuestas, mandó a los otros que saliesen de la cámara, y fincaron solos. El hombre bueno le preguntó qué era lo que quería, y qué traía en el saco, y él le contó lo que le aconteciera a su padre y a él y rogole de parte de su padre que se lo encubriese. Y él le respondió que aquello y más haría por su padre, y tomó un azadón e hicieron amos a dos fuesa so el lecho y metieron y el saco con el puerco, y cubriéronle muy bien de tierra. Y fuese luego el mozo para casa de su padre y díjole de cómo el su medio amigo le recibiera muy bien, y que luego que le contó el hecho, y le respondiera que aquello y más haría por él, y que hiciera una fuesa so el lecho y que lo soterraron y. Entonces dijo el padre a su hijo: "¿Qué te semeja de aquel mi medio amigo?" "Ciertas", dijo el hijo, "seméjame que este medio amigo vale más que los mis ciento". "E hijo", dijo el hombre bueno, "en las horas de la cuita se prueban los amigos; y por ende no debes mucho fiar en todo hombre que se demuestra por amigo, hasta que lo pruebes en las cosas que te fueren mester. Y pues tan bueno hallaste el mi medio amigo, quiero que antes del alba vayas para él y que le digas que haga puestas de aquel que tiene soterrado, y que haga de ello cocho12 y de ello asado, y que cras seremos sus huéspedes yo y tú". "¿Cómo, padre señor?", dijo el hijo, "¿comeremos el hombre?". "Ciertamente", dijo el padre, "mejor es el enemigo muerto que vivo, y mejor es cocho y asado que crudo; y la mejor venganza que el hombre de él puede haber es esta, comerlo todo, de guisa que no finque de él rastro ninguno; ca donde algo finca del enemigo, y finca la mala voluntad". Y otro día en la mañana, el hijo del hombre bueno fuese para el medio amigo de su padre y díjole de cómo le enviaba rogar su padre que aquel cuerpo que estaba en el saco, que le hiciese puestas y que lo guisasen todo, cocido y asado, ca su padre y él vendrían comer con él. Y el hombre bueno cuando lo oyó comenzose a reír, y entendió que su amigo quiso probar a su hijo, y díjole que se lo agradecía, y que viniesen temprano a comer, que guisado lo hallarían muy bien, ca la carne del hombre era muy tierna y cocía muy deprisa. Y el mozo se fue para su padre, y dijo la respuesta de su medio amigo, y al padre plugo mucho porque tan bien le respondiera. Y cuando entendieron que era hora de yantar, fuéronse padre e hijo para casa de aquel hombre bueno, y hallaron las mesas puestas, con mucho pan y mucho vino. Y los hombres buenos comenzaron a comer muy de recio como aquellos que sabían qué tenían delante. Y el mozo recelábalo de comer, comoquiera que le parecía bien. Y el padre cuando vio que dudaba de comer, díjole que comiese seguramente, que tal era la carne del hombre como la carne del puerco, y que tal sabor había. Y él comenzó a comer, y súpole bien, y metiose a comer muy de recio, más que los otros, y dijo así: "Padre señor, vos y vuestro amigo bien me habéis encarnizado en carnes de enemigo; y cierto creed que, pues las carnes del enemigo así saben, no puede escapar el otro mío enemigo que era con este, cuando me dijo la soberbia que no le mate y que no le coma muy de grado; ca nunca comí carne que tan bien me supiese como esta". Y ellos comenzaron a pensar sobre esta palabra entre sí, y tuvieron que si este mozo durase en esta imaginación que sería muy crudo y que no lo podrían ende partir. Ca las cosas que hombre imagina mientras mozo es, mayormente aquellas cosas en que toma sabor, tarde o nunca se puede de ellas partir. Y sobre esto el padre, queriéndole sacar de esta imaginación, comenzole a decir: "Hijo, porque tú me dijiste que tú habías ganado más de cien amigos, quise probar si era así. Y maté ayer este puerco que ahora comemos, y cortele la cabeza y los pies, y metí el cuerpo en aquel saco que acá trajiste, y quise que probases tus amigos así como los probaste. Y no los hallaste tales como cuidabas, pero que hallaste este medio amigo bueno y leal, así como debía ser; porque debes parar mientes en cuáles amigos debes fiar... Cosa muy fea y muy cruda cosa sería, y contra natura, querer el hombre comer carne de hombre, ni aun con hambre". "Padre señor", dijo el mozo, "agradezco mucho a Dios porque tan aína me sacaste de esta imaginación en que estaba; ca si por los mis pecados el otro enemigo hubiese muerto, o de él hubiese comido, y así me supiese como esta carne que comemos, no me faltaría hombre que no codiciase comer. Y por aquesto que ahora me dijistes, aborreceré más la carne del hombre". "Ciertas", dijo el padre, "mucho me place, y quiero que sepas que el enemigo, y los otros que con él se acertaron, te han perdonado, y yo perdoné a ellos por ti, y de aquí adelante guárdate de pelear, y no arrufen así malos amigos, ca cuando te viesen en la pelea desampararte habían, así como viste en estos que probaste". "Padre señor", dijo el hijo, "no he probado cuál es el amigo de enfinta, así como estos que yo gané, que nunca me guardaron, sino mientras partí con ellos lo que había, y cuando los había mester falleciéronme, y he probado cuál es el medio amigo. Decidme si podré probar y conocer cuál es el amigo entero".

martes, 6 de octubre de 2009

Garbarino

Equipos de música, telelevisores, heladeras; unos ojos; del otro lado de vidriera, alrededor de un LSD de cuarenta pulgadas a sólo 3999: ni un peso más, ni uno menos. Los ojos se abren y se cierran en intervalos cortos: algo que está entre el sagrado silencio y dormir. Alrededor de estos se configuraba una cara desteñida y sin rasgos memorables, atada a una figura humanoide, acostada en un rincón, desperezándose, o cambiándo de posición. La cadera fija, el resto del cuerpo retorciéndose. Como un Perro. Como un nene. All for sale.

Maradona: "Estoy considerando si me quedo o me voy"

La gente se agolpa para ver el espéctaculo, saca calculadoras, sueña despierta. Vamos a ser campeones mundiales. y la ola de inseguridad...
A la noche empieza la renovación. Las caterpillars del gobierno se llevan todo a San Martín, todo; incluso este recuerdo tenue, y se renuevan los productos que perdieron Valor; productos que luchan, en un darwinismo consumista, por desaparecer de la vidriera. Y así y todo, hay uno que no reconoce la lógica de la vidriera y pide por favor quedarse, entre el sagrado silencio y dormir.