tag:blogger.com,1999:blog-56242203308805414462024-02-07T21:21:19.090-08:00Un misil sin el visadoThomas Hawkhttp://www.blogger.com/profile/03923447565287860448noreply@blogger.comBlogger87125tag:blogger.com,1999:blog-5624220330880541446.post-90066042002426177772012-01-15T01:54:00.000-08:002012-01-15T01:54:29.405-08:00La colección indisciplinadaToda mi admiración se centra en aquella gente que se aboca en proyectos absurdos; sin destino; sin dinero de por medio.<br />
El coleccionista debería ser el héroe nacional.<br />
Pero no el coleccionista discipilinado. El que colecciona por coleccionar. El que colecciona sabiendo que un día, puede tirar a la mierda toda su colección y no sentir remordimiento alguno. Es decir, aquellos que saben que la colección se termina cuando se pierde la ansiedad.<br />
Ojalá fuese un coleccionista. Es el sueño de mi vida, ¿es tan difícil? Simplemente coleccionar porque el amor a los objetos es más fuerte y predecible que los seres humanos. La colección del que rechaza el amor inestable, y las relaciones inestables con los seres humanos; aquel que le dedicó amor y fidelidad a los nobles, hermosos, inertes objetos que siempre estarán con él a menos que suceda un incendio, un tsunami, o una tragedia parecida.<br />
Una tragedia de verdad. Una tragedia peor que la bendición de la muerte.<br />
El amor a las cosas es el amor perdurable. Ya murió la poesía amorosa: el objeto amado es aquel que quiero hoy, no un ser humano.<br />
La humanidad puede morirse y no va a interesar un carajo. En el cataclismo, lo único que voy a preguntar es: ¿dónde está mi colección? ¿No vas a arriesgar tu vida para salvar mi colección, hijo de puta? ¿Vas a dejar morir a todo lo que amo y que le da sentido a mi vida?<br />
Mañana la voy a tirar a la basura, pero hoy es mi Jesús, el que me protege de todo mal. Cuando yo crucifique a ese Jesús, voy a conseguirme a uno nuevo.<br />
Es que no hay uno solo.<br />
<br />
El coleccionista tiene una relación simbiótica y despojada de su colección. El verdadero, al menos. El verdadero, en cada colección heteróclita, rechaza la trascendencia, y se burla de la vida. Tomarse la vida en serio, ¿no es estúpido?<br />
<br />
Sólo la vas a pasar bien cuando te burles de esa hija de puta. Los estúpidos se la toman en serio. Odian la vida. Todos sus esfuerzos se limitana defenderse de sus sufrimientos.<br />
<br />
El coleccionista es el verdadero héroe. Se burla de ella, se burla se sus sufrimientos. Son parte de la mierda que no eligió. Se puede elegir el absurdo y la inanición: las elecciones más valientes. un senior de Deloitte no lo entendería. Eligiría la muerte más cómoda. Bien por el o por ella, pero tiene que saber que el ferétro no es tan cómodo, y ahí va a pasar todo el tiempo que dure esto; tiempo del cual, los optimistas se desviven por decir que es eterno.<br />
Me provoca ternura el optimismo de los de la humanidad eterna. Piensan que brindan consuelo; pero presentan la verdad mas triste: tu cuerpo va a pasar la mayor parte del tiempo en un féretro o en una urna funeraria olvidada, No entiendo como eso da consuelo.<br />
Gracias a Dios no vivimos eternamente; esa la mayor gracia divina.<br />
Confieso que me gustaría ser el último. Pasaría unos cinco días de puta madre sin ustedes, antes de morir, Después no me voy a acordar, pero esos días son los mejores de la historia de la humanidad.<br />
Los mejores días de la historia de la humanidad son mis mejores días. Y al carajo todos. Tengo un par de objetos que valen más que la humanidad entera. Porque son míos.<br />
La gente que me rodea, no.Thomas Hawkhttp://www.blogger.com/profile/03923447565287860448noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5624220330880541446.post-70816021081036735492012-01-09T22:10:00.000-08:002012-01-09T22:10:38.148-08:00Un embotellamiento rojo y dulce<!--[if gte mso 9]><xml> <w:WordDocument> <w:View>Normal</w:View> <w:Zoom>0</w:Zoom> <w:HyphenationZone>21</w:HyphenationZone> <w:PunctuationKerning/> <w:ValidateAgainstSchemas/> <w:SaveIfXMLInvalid>false</w:SaveIfXMLInvalid> <w:IgnoreMixedContent>false</w:IgnoreMixedContent> <w:AlwaysShowPlaceholderText>false</w:AlwaysShowPlaceholderText> <w:Compatibility> <w:BreakWrappedTables/> <w:SnapToGridInCell/> <w:WrapTextWithPunct/> <w:UseAsianBreakRules/> <w:DontGrowAutofit/> </w:Compatibility> <w:BrowserLevel>MicrosoftInternetExplorer4</w:BrowserLevel> </w:WordDocument> </xml><![endif]--><!--[if gte mso 9]><xml> <w:LatentStyles DefLockedState="false" LatentStyleCount="156"> </w:LatentStyles> </xml><![endif]--><!--[if !mso]><img src="http://img2.blogblog.com/img/video_object.png" style="background-color: #b2b2b2; " class="BLOGGER-object-element tr_noresize tr_placeholder" id="ieooui" data-original-id="ieooui" /> <style>
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<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="line-height: 200%;"><span> </span>Dormía. Un velador con una lámpara 75 watts encendido. Al lado, un reloj Tressa cuarenta minutos atrasado. Un libro acerca del Sha de Irán al lado de la cama, señalado en la página 150 por un fixture del mundial de Sudáfrica.<br />
Soñaba un orgasmo. Un orgasmo larguísimo, que lo hizo entrar en pánico: "¿y si este orgasmo no termina nunca?". Estaba agotado y asustado. Y el orgasmo amenzaba con seguir hasta consumir lo último de sí.<br />
<br />
<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Se acaba de despertar. El orgasmo felizmente había terminado, pero dejó sus secuelas. Estaba incómodo con el calzoncillo empapado en semen. Eran las 5:30 (hora Tressa). Se levantó inmediatamente para darse una ducha, con el corazón corriendo los 100 metros llanos. Sólo recordaba la última instantánea del sueño: la cara ensangrentada de una chica. No se acordaba que hubiese habido escenas de violencia. En verdad, el orgasmo consumía todo lo que podía recordar de esa noche. Se divirtió por un instante cuando concluyó que debía hacer muchas más cosas mientras dormía que en las horas de vigilia. Es cierto que no está teniendo días muy agitados últimamente.</div><div class="MsoNormal" style="line-height: 200%;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="line-height: 200%;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>El Sha está en problemas. El pueblo, desesperado, copa las calles de Teherán. No les importa morir. En Irak, Jomeini espera su momento. El duodécimo Imán volverá y se proclamará líder absoluto de la República Islámica de Irán.</div><div class="MsoNormal" style="line-height: 200%;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Dejó el libro a un lado cuando le vino a la memoria el partido Irán contra Estados Unidos en el mundial de Francia. Ganó Irán 1 a 0. Un equipo boliviano se llama Oriente Petrolero. Pareciera que las palabras “oriente” y “petróleo” estuvieran unidas indisociablemente en el mundo, una relación simbiótica entre ambas, el cambio de paradigma de la fascinación del exotismo por el crudo de las entrañas. En las provincias orientales de Bolivia está el petróleo; en occidente, el altiplano, el enclaustramiento, el sueño de bajar corriendo la cordillera y sumergirse en un mar lleno de barcos peruanos y bolivianos hundidos hace más de un siglo. Toda la vida humana parece cifrarse en una palabra: líquido.<a href="http://www.blogger.com/post-create.g?blogID=5624220330880541446#_ftn1" name="_ftnref1" style="mso-footnote-id: ftn1;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[1]</span></span></span></span></a></div><div class="MsoNormal" style="line-height: 200%;"><br />
</div><div id="ftn1" style="mso-element: footnote;"> <div class="MsoFootnoteText"><a href="http://www.blogger.com/post-create.g?blogID=5624220330880541446#_ftnref1" name="_ftn1" style="mso-footnote-id: ftn1;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 10.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[1]</span></span></span></span></a> <span style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif; font-size: x-small;"><i>Itaipú fue, hasta hace poco tiempo, la mayor represa de generación de energía del mundo pero, en la actualidad, este título lo ostenta la <a href="http://es.wikipedia.org/wiki/Presa_de_las_Tres_Gargantas">Presa de las Tres Gargantas</a>, en <a href="http://es.wikipedia.org/wiki/China" title="China">China</a>, pues genera energía mediante la utilización de 26 turbinas, más 8 unidades en construcción (6 × 700 MW, 2 x 50 MW). Cada una de las unidades operativas actuales tiene una capacidad de 700 MW, sumando una capacidad instalada total de 18.200 MW (Itaipú 14.000 MW). Cuando durante el año 2011 se complete las 8 unidades restantes, las Tres Gargantas tendrá una capacidad total instalada aún mayor: superior a 22.500 MW, mientras que Itaipú seguirá con los 14.000 MW logrados en el 2007.</i></span></div><div class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;"><span style="font-size: x-small;"><i>La subestación de la represa está aislada por el gas <a href="http://es.wikipedia.org/wiki/Hexafluoruro_de_azufre">hexafluoruro de azufre</a> (<b>SF<sub>6</sub></b>), que permite una gran compactación del proyecto. Para cada grupo generador existe un banco de <a href="http://es.wikipedia.org/wiki/Transformador" title="Transformador">transformadores</a> monofásicos, elevando la tensión de 18 <a href="http://es.wikipedia.org/wiki/KV">kV</a> a 500 <a href="http://es.wikipedia.org/wiki/KV">kV</a>.*</i></span></div><div class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;"><span style="font-size: x-small;"><i>El embalse de la represa inundó diversas propiedades de habitantes del extremo oeste del estado brasileño de <a href="http://es.wikipedia.org/wiki/Paran%C3%A1">Paraná</a>. Las indemnizaciones no fueron suficientes para que los agricultores compraran tierras nuevas en el Brasil. Siendo las tierras más económicas en el Paraguay, miles de ellos emigraron para ese país, creando el fenómeno social conocido como los <a href="http://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Brasiguayo&action=edit&redlink=1" title="Brasiguayo (aún no redactado)">brasiguayos</a> – brasileños con sus familias que residen en tierras paraguayas en la frontera con el Brasil.</i></span></div><div class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;"><span style="font-size: x-small;"><i><span lang="EN-US">*</span></i></span></div><div class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;"><span style="font-size: x-small;"><i><span lang="EN-US">Hark: I trumpet the place</span></i></span></div><div class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;"><span style="font-size: x-small;"><i><span lang="EN-US">From fish to jumping hill! Look:</span></i></span></div><div class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;"><span style="font-size: x-small;"><i><span lang="EN-US">I build my bellowing ark</span></i></span></div><div class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;"><span style="font-size: x-small;"><i><span lang="EN-US">To the best of my love</span></i></span></div><div class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;"><span style="font-size: x-small;"><i><span lang="EN-US">As the flood begins, </span></i></span></div><div class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;"><span style="font-size: x-small;"><i><span lang="EN-US">Out of the fountainhead</span></i></span></div><div class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;"><span style="font-size: x-small;"><i><span lang="EN-US">Of fear, raged red, manalive,</span></i></span></div><div class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;"><span style="font-size: x-small;"><i><span lang="EN-US">Molten and mountainious to stream</span></i></span></div><div class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;"><span style="font-size: x-small;"><i><span lang="EN-US">Over the wound asleep</span></i></span></div><div class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;"><span style="font-size: x-small;"><i><span lang="EN-US">Sheep white hollow farms </span></i></span></div></div><div class="MsoNormal" style="line-height: 200%;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span> </div><div class="MsoNormal" style="line-height: 200%;">Juan José Ceniza <a href="http://www.blogger.com/post-create.g?blogID=5624220330880541446#_ftn2" name="_ftnref2" style="mso-footnote-id: ftn2;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[2]</span></span></span></span></a>pensaba en esas cuestiones mientras se limpiaba meticulosamente los rastros del líquido de la vida, el líquido de la felicidad y la desgracia; como todo líquido, en definitiva.</div><div class="MsoNormal" style="line-height: 200%;"><br />
</div><div class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;"><span style="font-size: x-small;"><i><span class="MsoFootnoteReference"><span><span class="MsoFootnoteReference"><span>[2]</span></span></span></span> <span lang="ES-TRAD"><span> </span>El abuelo paterno de Ceniza, Guillermo, llegó a Buenos Aires en 1928. Tenía diecisiete años de edad. Antes de embarcar en el puerto de Bremen, ciudad en la que residió desde que se escapó de casa de Southampton en 1925, buscó en un diccionario la manera de deshacerse de su apellido. Descubrió que el significado más cercano a la palabra Ashe en castellano era ceniza, y esa fue la información que le pasó a las autoridades portuarias porteñas.</span></i></span></div><span style="font-size: x-small;"><i><span style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;"> </span></i></span><div class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;"><span style="font-size: x-small;"><i><span lang="ES-TRAD"><span> </span>Toda su vida en Argentina trabajó en los talleres Polvorín reparando y reacondicionando tranvías. Cortó el vínculo con su país de nacimiento de manera total: una vez instalado en Argentina, se negó a utilizar su lengua materna, lo que le negó el acceso a trabajos mucho más lucrativos del que finalmente obtuvo. En 1963, se sacan a los tranvías de circulación y pierde el empleo. Con la indemnización, construyó una casa en Tapiales; lugar en el que residió hasta que en 1966, sumido en una profunda depresión, se quitó la vida.</span></i></span></div><span style="font-size: x-small;"><i><span style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;"> </span></i></span><div class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;"><span style="font-size: x-small;"><i><span lang="ES-TRAD"><span> </span>Su padre, Guillermo (h.), nació en 1946. No sé nada de su madre. Lo crió Guillermo, con quien tuvo una relación muy distante.<span> </span>El español de su padre era muy limitado, y se había juramentado no hablar jamás en inglés y que su hijo no aprenda ese idioma, motivo por el cual apenas le habló a lo largo de su vida. Guillermo (h.) adquirió a una edad tardía debido a que el círculo social de su padre era casi nulo. Sin embargo, en algo se le pareció: huyó de su hogar a los catorce años. Su único hijo, Juan José nació en 1975. Quiso que aprenda inglés desde su más temprana infancia y lograr que sea bilingüe. Hizo gestiones para cambiar su apellido Ashe, su apellido originario, pero las gestiones no llegaron a buen puerto. Falleció luego de una larga agonía producto de un enfisema pulmonar en 1997.</span></i></span></div><div class="MsoNormal" style="line-height: 200%;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span> </div><div class="MsoNormal" style="line-height: 200%;"> Yésica nació en Wilde. Es una chica de barrio que despierta miradas y piropos. Y sí, en verdad es muy linda. Los que la conocían sabían que se iba a destacar. Tenía un mundo por delante: ser actriz, por ejemplo. Unos veinte centímetros más de estatura le hubiera garantizado una carrera como modelo profesional. Es carismática y tiene una sonrisa encantadora, de esas sonrisas que te dicen “matate” y a los pocos segundos ya están los bomberos despegándote de una rueda de un bondi. Ahora todos la conocen: es campeona minimosca de la AMB y de la OMB. Cambió el rubor por la sangre, los capilares por las venas. Es curioso verla ahora en la tele, en el pesaje, sonriendo a la cámara y mostrándole los puños a su rival. Ceniza pensaba que era un crimen que le desfiguren la sonrisa a trompadas. ¿Cómo va a sonreir Yésica dentro de tres años? ¿De la misma manera que ahora o las cicatrices de su cara van a hacerla perversa?<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>¿Dónde ahora se entreve una dentadura perfecta van a quedar algunos dientes aislados entre agujeros negros? Ceniza ya tenía su entrada para la pelea por el título mundial. Pasare lo que pasare con Yésica, él quería ser testigo.</div><div class="MsoNormal" style="line-height: 200%;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span></div><div class="MsoNormal" style="line-height: 200%;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>En 1988, para el Luna Park el boxeo parecía ser historia. Ya no era rentable. Tito Lectoure anunció a la prensa que ya no iba a montarse un cuadrilátero en el estadio. La prensa gráfica llenó varias páginas con el recuerdo de históricos combates que se llevaron a cabo en el lugar. En 2002, Tito Lectoure murió. Sus herederos anunciaron el regreso del boxeo al Luna. El marketing infló algunas peleas berretas y fueron un éxito. En el 2011, todavía hay boxeo en el Luna. Y ahí estaba parada Yésica, para defender la doble corona. Ceniza, muy cerca del ringside y del rincón de la campeona. Mientras miraba al ring, se sentía muy emocionado y sudaba, como siempre que lo asaltaba la ansiedad por un acontecimiento extraordinario que finalmente, nunca sucedía; cuando miraba la entrada con el exorbitante precio impreso, la realidad desplazaba a la fantasía muy violentamente. La plata que sacó por la venta de la casa de Tapiales empezaba a escasear. <a href="http://www.blogger.com/post-create.g?blogID=5624220330880541446#_ftn3" name="_ftnref3" style="mso-footnote-id: ftn3;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[3]</span></span></span></span></a> </div><div class="MsoNormal" style="line-height: 200%;"><br />
</div><div id="ftn3" style="mso-element: footnote;"> <div class="MsoFootnoteText"><a href="http://www.blogger.com/post-create.g?blogID=5624220330880541446#_ftnref3" name="_ftn3" style="mso-footnote-id: ftn3;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 10.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[3]</span></span></span></span></a> <span style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif; font-size: x-small;"><i>Me es muy difícil creer que este episodio tenga alguna correspondencia con la realidad. Voy a narrarlo como me lo contó su protagonista; tal vez un poco deformado por mi memoria.</i></span></div><div class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;"><span style="font-size: x-small;"><i><span> </span>En 2001, ordenando las cosas que habían pertenecido a su padre, Juan José encontró la escritura de la casa de su abuelo. La sucesión fue muy simple. Decidido a venderla, fue a ver en que estado se encontraba. Las cosas se complicaron cuando se percató de que la casa estaba usurpada. Temiendo trámites legales largos, tediosos y de un resultado incierto (recordó que a su padre le había sido imposible algo tan simple como cambiar su apellido), decidió hacerse cargo de la situación. Durante una semana mantuvo entrevistas con toda la gente de la cuadra que pudo contactar. Consiguió la información de que una casa de la cuadra de enfrente había sido usurpada recientemente y que esa gente se dedicaba al mismo negocio que los usurpadores de la casa de su abuelo. El plan de Ceniza consistió en conspirar con los muchachos nuevos en el barrio para echar a los otros. No fue difícil. Todos iban a salir ganando. Comandando cinco soldados, entró una noche en la casa. Siempre se preocupó por mostrarse más duro que sus compañeros. Rompía cosas, pegaba culatazos; todos quedaron sorprendidos por su crueldad.* Esa noche los usurpadores quedaron definitivamente expulsados. La casa se la vendió a los muchachos que lo ayudaron a un tercio de su valor. Dice que esa noche se dieron cuenta de lo que era capaz de hacer si la tomaban y prefirieron no arriesgarse.</i></span></div><div class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;"><br />
</div><div class="MsoFootnoteText" style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;"><span style="font-size: x-small;"><i>* Ceniza miraba obsesivamente, y cada vez que podía, Dirty Harry (1971), protagonizada por Clint Eastwood. Tomaba muchas actitudes de Harry Callahan. Cuando me contó este relato, su papel me hacía acordar mucho a ese personaje, lo cual le quitó mucha credibilidad. Pero por otro lado, no se sabe. Puede ser Dirty Harry en un supermercado, si se lo propone.</i></span></div></div><div class="MsoNormal" style="line-height: 200%;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="line-height: 200%;">Cuando se dio cuenta, la guardó y no la miró más. Había optado desesperadamente por la fantasía. Quizás Perón se había sentado en su misma silla. Quizás hasta un poco más atrás.</div><div class="MsoNormal" style="line-height: 200%;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span></div><div class="MsoNormal" style="line-height: 200%;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>La contrincante era más difícil de lo que se preveía. Podía ver la toalla adquiriendo tonalidades de rosado cada vez más intensas con el correr de los asaltos. Pero de todas maneras, Yésica tuvo más resto y ganó por KOT en el noveno asalto. Ceniza no se quedó a ver la pelea de fondo. Salió del Luna hacia costanera. El “Rey de la bondiola” estaba misteriosamente cerrado. Siempre había comido ahí en la costanera.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Siempre come ahí cuando va a la costanera. Siempre será así, o si no, no comerá nunca más en la costanera. Volvió al Luna y se sentó en una puerta que da a Bouchard. No quería volver a su casa todavía. Escuchaba el bullicio apagado de la gente en el estadio, y las bocinas con mucha nitidez. Optó por intentar anular sus pensamientos. Le prestó excesiva atención a cada bocinazo, a cada conversación pasajera de la gente que pasaba por el lugar. Pasado un rato de hacer este ejercicio, escuchó a sus espaldas, muy cerca: “a este flaco lo vi en el ringside”.</div><div class="MsoNormal" style="line-height: 200%;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>El rostro hinchado y violáceo lo impresionó. Tenía un corte profundo en una de sus cejas. Sus ojos, naturalmente pequeños, apenas se podían entrever por detrás de los pómulos. Imposible arriesgar un color.</div><div class="MsoNormal" style="line-height: 200%;">— ¿No te quedaste a ver la pelea de fondo?</div><div class="MsoNormal" style="line-height: 200%;">— Vine a verte a vos.</div><div class="MsoNormal" style="line-height: 200%;">— ¿Cuánto pagaste?</div><div class="MsoNormal" style="line-height: 200%;">Ceniza sacó del bolsillo su entrada y se la dio.</div><div class="MsoNormal" style="line-height: 200%;">— Bueno, voy para zona sur. Si te sirve te puedo alcanzar a algún lado.</div><div class="MsoNormal" style="line-height: 200%;">Yésica se sentó al volante. La vista no la había perdido; los ojos, tal vez sí, pensó. Al lado se sentó uno de los tipos que estaban en el ringside, que no dejaba de mirar su blackberry. Ceniza se acomodó atrás.</div><div class="MsoNormal" style="line-height: 200%;">Doblaron en 9 de Julio. El tipo del ringside le dijo a Yésica que había salido la entrevista que le hizo Sports Illustrated, pero no sabía inglés.</div><div class="MsoNormal" style="line-height: 200%;">— Si querés te la traduzco— dijo Ceniza tímidamente.</div><div class="MsoNormal" style="line-height: 200%;">— Mirá qué candidato— dijo Yésica dirigiéndose a su segundo— sabe inglés, paga fortunas para verme…</div><div class="MsoNormal" style="line-height: 200%;">El tipo no dijo nada. Se limitó a darle el Blackberry. Ceniza empezó a traducir la entrevista y a medida que avanzaba, Yésica y el segundo se reían, celebraban algunas salidas y se burlaban de alguna acotación excesivamente elogiosa.</div><div class="MsoNormal" style="line-height: 200%;">— “… quiero pelear lo antes posible contra Christy Martin…”</div><div class="MsoNormal" style="line-height: 200%;">— ¡Yo no dije eso! No me jodas.</div><div class="MsoNormal" style="line-height: 200%;">— En la nota estás diciendo eso…</div><div class="MsoNormal" style="line-height: 200%;">— Es ridículo. Tengo que subir como quince kilos. Esa gorda no puede bajar quince.</div><div class="MsoNormal" style="line-height: 200%;">— Supongo que tienen que vender la nota.</div><div class="MsoNormal" style="line-height: 200%;">— Esas boludeces me traen un millón de problemas— se lamentó.</div><div class="MsoNormal" style="line-height: 200%;">Llegaron a Avellaneda. Ceniza pidió bajarse. Desde ese lugar sabía llegar a su casa.</div><div class="MsoNormal" style="line-height: 200%;">— Dejame tu teléfono. —dijo Yésica—Voy a empezar a necesitar un<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>traductor si me siguen pidiendo notas como ésta. </div><div class="MsoNormal" style="line-height: 200%;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Ceniza se lo dio, se despidió de Yésica y de su segundo, y caminó hacia el puente. Fue una noche increíble. La ansiedad por el acontecimiento tuvo sentido, por primera vez en su vida. La ansiedad se había duplicado desde que bajó del auto. Las cosas sólo van a salir mejor. Se imagino de gira por el mundo, como segundo de Yésica. Hasta se imaginó casado con Yésica. Todo podía pasar.</div><div class="MsoNormal" style="line-height: 200%;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="line-height: 200%;">No había caminado dos cuadras cuando un auto frenó detrás suyo. Bajaron las cinco personas que llevaba. Menos de medio segundo después, veinte extremidades estaban lanzando toda su furia contra él. Se contuvo para no gritar, ni respirar, ni hacer una mueca de dolor. Harry Callahan. Cuando se cansaron (la paliza pudo haber durado una hora o dos minutos, poco importa), uno de los agresores lo agarró del pelo y le despegó la cara ensangrentada del suelo, como si fuese una calcomanía. Se acercó al oído y le dijo: “Tapiales”. El auto se alejó rápido y en el siguiente instante, la avenida recobró su fisonomía habitual: bocinazos, bondis, taxis, insultos, gente comprando y vendiendo cosas. Y algún borracho, sobreviviente de la noche anterior, tendido en la vereda.</div><div class="MsoNormal" style="line-height: 200%;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="line-height: 200%;"> </div><div class="MsoNormal" style="line-height: 200%;"> </div>Thomas Hawkhttp://www.blogger.com/profile/03923447565287860448noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5624220330880541446.post-33847835428768763492011-04-25T07:10:00.000-07:002011-04-25T07:10:40.101-07:00juntabas margaritas del mantelTe vi adorando a un profeta idiota en un amanecer de ácido, un grupo de aduladores de la nada, y me sentí solo, ajeno, enorme y sobre todo, solo.<br />
<br />
Sus caras de terror cuando me iba. Era obvio que me iba para hundirme en la mierda. Al culo del mundo, pero al menos, con una ilusión, sabiendo que tuve los huevos de dejar ese mundo de mierda, y poder decir que iba a hacer algo. Y ahora lo estoy haciendo.Thomas Hawkhttp://www.blogger.com/profile/03923447565287860448noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-5624220330880541446.post-83721355510409650702011-03-24T17:06:00.000-07:002011-04-03T02:51:40.958-07:00Páprika (borrador, primeros renglones)Dormía. Un velador con una lámpara 75 watts encendido. Al lado, un reloj Tressa cuarenta minutos atrasado. Un libro acerca del Sha de Irán al lado de la cama, señalado en la página 150 por un fixture del mundial de Sudáfrica.<br />
Soñaba un orgasmo. Un orgasmo larguísimo, que lo hizo entrar en pánico: "¿y si este orgasmo no termina nunca?". Estaba agotado y asustado. Y el orgasmo seguía.<br />
<br />
Se acaba de despertar. El orgasmo felizmente había terminado, pero dejó sus secuelas. Estaba incómodo con el calzoncillo empapado en semen. Eran las 5:30 (hora Tressa). Se levantó inmediatamente para darse una ducha, con el corazón corriendo los 100 metros llanos. Sólo recordaba la última instantánea del sueño: la cara ensangrentada de una chica. No se acordaba que hubiese habido escenas de violencia. En verdad, el orgasmo consumía todo lo que podía recordar de esa noche. Se divirtió por un instante cuando concluyó que debía hacer muchas más cosas mientras dormía que en las horas de vigilia. Es cierto que no está teniendo días muy agitados últimamente.<br />
<br />
El Sha está en problemas. El pueblo, desesperado, copa las calles de Teherán. No les importa morir. En Irak, Jomeini espera su momento. El duodécimo Imán volverá y se proclamará líder absoluto de la República Islámica de Irán.<br />
Dejó el libro a un lado cuando le vino a la memoria el partido Irán contra Estados Unidos en el mundial de Francia. Ganó Irán 1 a 0. Un equipo boliviano se llama Oriente Petrolero. Pareciera que las palabras “oriente” y “petróleo” estuvieran unidas indisociablemente en el mundo, una relación simbiótica entre ambas, el cambio de paradigma de la fascinación del exotismo por el crudo de las entrañas. En las provincias orientales de Bolivia está el petróleo; en occidente, el altiplano, el enclaustramiento, el sueño de bajar corriendo la cordillera y sumergirse en un mar lleno de barcos peruanos y bolivianos hundidos hace más de un siglo. Toda la vida humana se cifra en una palabra: líquido.<br />
<br />
Juan José Ceniza pensaba en esas cuestiones mientras se limpiaba meticulosamente los rastros del líquido de la vida, el líquido de la felicidad y la desgracia; como todo líquido, en definitiva.Thomas Hawkhttp://www.blogger.com/profile/03923447565287860448noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-5624220330880541446.post-16144992107342594472011-03-18T06:15:00.000-07:002011-03-18T06:15:46.958-07:00La conquista del mundo y Alexandre en el siglo XXIMe tiene un poco frustrado el asunto de tener que escribir una monografía sobre el <i>Libro de Alexandre</i>. La frustración que padezco tiene una doble vertiente:por un lado, la carencia de ideas sobre qué escribir; por otro lado, aun mucho más relevante, la cuestión de cómo puede encajar el mencionado trabajo en mi misión vital de conquistar el mundo.<br />
El protagonista del <i>Libro</i> lo logra, sin duda. Casi se podría decir que en la materia propia del trabajo tendría que estar la clave de resolución de este dilema que me obsesiona y me tortura. La realidad, sin embargo, es que no encuentro la manera de que la monografía encaje de una forma coherente en mi noble aspiración y que termine cayendo inexorablemente en la indiferencia de la población mundial.<br />
Pero también puedo decir que la frustración proviene en parte, justamente, de la materia sobre la que tengo que escribir. El protagonista, a mi edad, ya había conquistado buena parte del mundo; yo estoy en pañales, en la elaboración meramente teórica de un plan coherente en que las piezas encajen a la perfección para derivar en el inevitable triunfo de la empresa de conquista.<br />
Estoy perdido en un laberinto cubierto de representaciones gigantes de Alejandro Magno que me pueden hacer perder tiempo valioso. Me es preciso tener en cuenta que el principal enemigo de las personas señaladas por un "destino vacilante" a conquistar el mundo es nuestro reloj biológico, la certeza de que la muerte puede tornar mi desorientación frustrante en una nimiedad.<br />
Es mi primera encrucijada como héroe y en ella se cifra el futuro de la humanidad. Menudo problema.Thomas Hawkhttp://www.blogger.com/profile/03923447565287860448noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5624220330880541446.post-40556696502680542472011-02-21T18:22:00.000-08:002011-02-21T18:22:07.306-08:00Creo que ya está. Dije todo lo que tenía para decir.<br />
Saludos, nos estamos viendo.Thomas Hawkhttp://www.blogger.com/profile/03923447565287860448noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5624220330880541446.post-84777239403266574962011-02-18T12:47:00.000-08:002011-02-18T12:47:34.545-08:00Volvimos por tu atenciónCreo que termina el parate. Empieza un nuevo año, y como todos los años, regresán las cosas viejas. A veces un poco tuneadas, a veces no tanto. No importa. <br />
Lo que sí importa es que se acaba de abrir la inscripción 2011. No hace falta que explique como es el trámite, ya saben, nada nuevo al respecto.<br />
Los desafíos siguen siendo los mismos y la balanza de logros sigue siendo negativa (quizás un poco más que ayer por el paso del tiempo que nos arrastra inexorablemente hacia...quién sabe dónde)pero seguimos yendo obstinadamente hacia... bueno, ni idea. Quizás lo que importe sea el viaje y el camino. <br />
<br />
Esto fue simplemente el puntapié inicial del segundo tiempo. Carpe diem (¿carpe blogem?)<br />
<br />
Saludos.Thomas Hawkhttp://www.blogger.com/profile/03923447565287860448noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5624220330880541446.post-57362981855414742082010-07-29T03:50:00.000-07:002010-07-29T03:50:42.940-07:00Estado del tiempoSon las 7:35 de la mañana. El Lugar más frío del país es La Quiaca, con 6 grados bajo cero de temperatura.<br />
Me levanté con DNI brasilero. Todo se está poniendo brasilero.<br />
Me di cuenta en Bellagamba hace un par de días; paradójicamente, alrededor de retratos de gardel y trastos nacionales de principios de siglo XX. En el centro del salón había una mesa enorme, poblada de gente de todas las edades. Hablaban en portugués a los gritos. No alcanzaba a escuchar lo que se decía en mi mesa y asentía a todo lo que me decían. A los brasileros los escuchaba perfectamente. No me culpo por la indiferencia hacia mi mesa, porque el espectáculo recién se estaba gestando, algo diferente estaba siendo sacado con pinzas y llorando a los gritos.<br />
Sin motivo alguno, desde la mesa dominante empezaron a surgir palmas. Al principio, palmas tibias, perofueron creciendo hasta que las decenas de manos empezaron a arder.Después empezaron a bailar, y algunos, además de bailar, empezaron a cantar. Eran las 19:35 de la tarde de un miércoles.<br />
La barra del lugar demagógicamente empezó a pasar temas brasileros. Más leña al fuego. El baile y las palmas ya no eran más espontáneas, sino legitimadas por el porteñísimo Bellagamba. El resto del bar siguió el espectáculo con afectada indiferencia, salvo un par de valientes que quisieron sumar sus palmas a las de los brasileros, pero no tardaron en darse cuenta de lo ridículo del intento, y desistieron.<br />
Son las 7:48 de la mañana y está sonando Menina Flor, a unas 50 cuadras de distancia, y estoy buscando desesperadamente a Ivete Sangalo.Thomas Hawkhttp://www.blogger.com/profile/03923447565287860448noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5624220330880541446.post-49137147410324248572010-07-21T05:00:00.000-07:002010-07-21T05:00:50.905-07:00actividadQuizás sea cuestionable que las últimas entradas hayan sido copy/paste. Me voy a defender. Llega tarde la defensa porque se puede rastrear lo hecho últimamente a lo largo de la los 2 o 3 años del blog, pero llega.<br />
El blog estuvo con muy poco movimiento en los últimos meses. No es mi intención de activarlo a cualquier costo con estos préstamos. En los últimos meses me fue muy difícil sentarme a trabajar. Entonces, decidí "hablar" por otros medios, ya que estoy afónico. Ezra Pound y Tom Jobim están tomando la posta; dicen lo que dicen a mi modo y a mi forma, corto lo que quiero y ahí se manifiesta mi intencionalidad. Recortando tal o cual cosa de ellos estoy "apropiando" sus voces como propias, sin dejar de ser voces ajenas. Así sucedió muchas veces que textos, canciones, etc. de distinta procedencia se superpusiesen en el blog.<br />
Puede leerse como una justificación de la pereza. Pero no lo es: cuando tenga voz, voy a hablar; mientras, me van a ayudar.<br />
<br />
La apuesta sigue: navegamos sin sentido entre éxitos y fracasos. No importa; son anecdóticos. La clave es que exista y mientras exista, vamos a seguir. Es lo único importante, lo único que vale la pena.<br />
<br />
Hasta la próxima, ¡y que pueda ser pronto!Thomas Hawkhttp://www.blogger.com/profile/03923447565287860448noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5624220330880541446.post-18543671510551973342010-07-21T04:09:00.000-07:002010-07-21T04:21:24.436-07:00Elis y TomGenios.<br />
<object width="480" height="385"><param name="movie" value="http://www.youtube.com/v/jYLoxMtnUDE&hl=es_ES&fs=1"></param><param name="allowFullScreen" value="true"></param><param name="allowscriptaccess" value="always"></param><embed src="http://www.youtube.com/v/jYLoxMtnUDE&hl=es_ES&fs=1" type="application/x-shockwave-flash" allowscriptaccess="always" allowfullscreen="true" width="480" height="385"></embed></object><br />
<br />
<br />
Calling the Tune<br />
Which are the best Brazilian songs ever? Seven among<br />
the 10 best were composed by Tom Jobim, according to<br />
a panel of experts. The big winner: Águas de Março.<br />
Elma Lia Nascimento<br />
<br />
More than 200 Brazilian journalists, musicians and cultural icons were asked to name their three favorite national tunes starting in 1917 when "Pelo Telefone" (On the Phone), the first Brazilian samba, was recorded by Donga. "Which is the all-time best Brazilian song?" was the question presented. Voters were told to consider among other items melody, lyrics, some historical reason, and even sentimental motives. The stunt was promoted by Folha de São Paulo, Brazil’s most read daily newspaper.<br />
<br />
If your own personal list included Tom Jobim (1927-1994), you will be glad to know that seven of Jobim’s songs made the ten most cited tunes. Jobim’s "Águas de Março", from 1972, was the champion, but his name was also remembered for "Chega de Saudade" (3rd place, from 1958), "Retrato em Branco e Preto" (6th place, 1968) and "Garota de Ipanema" (7th place, 1963). Jobim was again considered for "Corcovado" (1960) and "Desafinado" (1958, a tie in 9th place) and "Wave (Vou Te Contar)" (1967, 10th place).<br />
<br />
Tom Jobim had 32 of his songs cited, the most songs any author had mentioned. Composer Chico Buarque de Hollanda had the same number of tunes remembered. Surprisingly, according to this criterion, Jorge Ben came in second with 22 tunes mentioned. Only his 1963 song "Mas que Nada", however, won enough votes to be included among the 10 most memorable songs. No song was cited in his most recent phase after changing his name to Jorge Ben Jor. Caetano Veloso had 20 compositions mentioned, which gave him the third place in this category.<br />
<br />
In 1999, a search for the best Brazilian song of all times promoted by Globo TV Network found that Ary Barroso’s "Aquarela do Brasil" ("Brazil") was the favorite. This time the results were less chauvinistic. Jobim, with a total of 110 mentions, came well ahead of the second most cited composer, Chico Buarque, who got 69 nods. Vinicius de Moraes (48 mentions) came in third for his collaborations with Jobim, Chico Buarque, Baden Powell, Carlos Lyra, Edu Lobo and Toquinho. Caetano Veloso and Jorge Ben tied in fourth place with 34 citations. The fifth place went to Roberto and Erasmo Carlos, a duo famous for their romantic ballads. They were remembered 24 times by the illustrious panel of voters.<br />
<br />
Interestingly enough, the most memorable "Águas de Março" interpretation, which serves as reference for all the other versions, is the one sung by the duet Elis & Tom. Elis Regina didn’t like Tom Jobim and didn’t hide her dislike for the maestro whom she called "a bore", "dim-witted", and "old fogey" in the backstage, in 1974, when the Elis & Tom LP was being recorded. Elis, however, needed to revitalize a career that was being derailed by bad press from critics who were demanding more sophistication from her. The partnership with old Tom made the trick for her.<br />
<br />
"Águas de Março" appeared on a super brief venture of alternative tabloid Pasquim into the music business. The nonconformist publication in 1972 decided to release simple compacts—a record with a song on each side of the old vinyl disc—to reveal new talents. To guarantee success for the record, their proposal was to release on the other side of the disc an unpublished tune by a famous composer. The new composers were rookies João Bosco and Aldir Blanc with "Agnus Dei". Jobim became their godfather in the recording, with "Águas de Março". There would be only one more release in the collection: that of Fagner being presented by Caetano Veloso.<br />
<br />
Women were barely mentioned in this selection. Rita Lee is the first woman to show up in the list. The feisty rocker was mentioned 15 times what guaranteed her an 11th place together with samba composer Cartola. Besides Lee, only Chiquinha Gonzaga and Dolores Duran were remembered. They showed up at the bottom of the list with four mentions each. A big name like Maysa was never mentioned. More recent composers like Marisa Monte, Adriana Calcanhotto, and Zélia Duncan also were snubbed.<br />
<br />
Talking for her colleagues, Rita Lee offered some explanation for this oversight: "Women are quantitatively less present in several areas. Only recently we started appearing while patriarchy exists for centuries. Chiquinha Gonzaga is from a time when men would say, "Music is man’s occupation". Dolores Duran was from a time when guys would say, "Women who compose are whores." I’m from a time when Tubby’s Boy's Only Clubhouse used to say, "To make rock you ought to have balls." Cássia Eller is from a time when people say, "You need to be a macho-woman to make music like a man." My granddaughter will be from a time when they will say, "Only a woman could make such a good song."<br />
<br />
You can listen to Jobim interpreting his own song while following the lyrics and translation below:<br />
<br />
<br />
<i>Águas de Março</i><br />
<br />
"É pau, é pedra,<br />
é o fim do caminho<br />
É um resto de toco,<br />
é um pouco sozinho<br />
<br />
É um caco de vidro,<br />
é a vida, é o sol<br />
É a noite, é a morte,<br />
é o laço, é o anzol<br />
<br />
É peroba do campo,<br />
é o nó da madeira<br />
Caingá candeia,<br />
é o matita-pereira<br />
<br />
É madeira de vento,<br />
tombo da ribanceira<br />
É o mistério profundo,<br />
é o queira ou não queira<br />
<br />
É o vento ventando,<br />
é o fim da ladeira<br />
É a viga, é o vão,<br />
festa da cumeeira<br />
<br />
É a chuva chovendo,<br />
é conversa ribeira<br />
Das águas de março,<br />
é o fim da canseira<br />
<br />
É o pé, é o chão,<br />
é a marcha estradeira<br />
Passarinho na mão,<br />
pedra de atiradeira<br />
<br />
É uma ave no céu,<br />
é uma ave no chão<br />
É um regato, é uma fonte,<br />
é um pedaço de pão<br />
<br />
É o fundo do poço,<br />
é o fim do caminho<br />
No rosto o desgosto,<br />
é um pouco sozinho<br />
<br />
É um estrepe, é um prego,<br />
é uma ponta, é um ponto<br />
É um pingo pingando,<br />
é uma conta, é um conto<br />
<br />
É um peixe, é um gesto,<br />
é uma prata brilhando<br />
É a luz da manhã,<br />
é o tijolo chegando<br />
<br />
É a lenha, é o dia,<br />
é o fim da picada<br />
É a garrafa de cana,<br />
o estilhaço na estrada<br />
<br />
É o projeto da casa,<br />
é o corpo na cama<br />
É o carro enguiçado,<br />
é a lama, é a lama<br />
<br />
É um passo, é uma ponte,<br />
é um sapo, é uma rã<br />
É um resto de mato,<br />
na luz da manhã<br />
<br />
São as águas de março<br />
fechando o verão<br />
É a promessa de vida<br />
no teu coração<br />
<br />
É uma cobra, é um pau,<br />
é João, é José<br />
É um espinho na mão,<br />
é um corte no pé<br />
<br />
São as águas de março<br />
fechando o verão<br />
É a promessa de vida<br />
no teu coração<br />
<br />
É pau, é pedra,<br />
é o fim do caminho<br />
É um resto de toco,<br />
é um pouco sozinho<br />
<br />
É um passo, é uma ponte,<br />
é um sapo, é uma rã<br />
É um belo horizonte,<br />
é uma febre terçã<br />
<br />
São as águas de março<br />
fechando o verão<br />
É a promessa de vida<br />
no teu coração"<br />
<br />
<i>Waters of March<br />
</i><br />
It's stick, it's stone<br />
It's the end of the road<br />
It's a rest of stump<br />
It's a little alone<br />
<br />
It's a shard of glass<br />
It is life, it's the sun<br />
It is night, it is death<br />
It's the snare, it's the fishhook<br />
<br />
It's peroba of the field<br />
It’s the knot in the wood<br />
Lamp caingá tree<br />
It's the matita-pereira tree<br />
<br />
It's wind-resistant wood<br />
Falls of the ravine<br />
It's the profound mystery<br />
It's the you wish or you don’t<br />
<br />
It's the wind blowing<br />
It's the end of the slope<br />
It's the beam, it's the span<br />
The new roof party<br />
<br />
It's the rain raining<br />
It’s riverbank talk<br />
Of the waters of March<br />
It's the end of the struggle<br />
<br />
It's the foot, it's the ground<br />
It's the walk on the road<br />
Small bird in the hand<br />
A slingshot stone<br />
<br />
It’s a bird in the sky<br />
It’s a bird on the ground<br />
It's a creek, it's a fountain<br />
It's a piece of bread<br />
<br />
It's the bottom of the well<br />
It's the end of the way<br />
In the face the annoyance<br />
It's a little lonely<br />
<br />
It's a thorn, it's a nail<br />
It's a point, it’s a dot<br />
It's a drop dripping<br />
It's an tally, it’s a tale<br />
<br />
It's a fish, it’s a gesture<br />
It's silver shining<br />
It's the morning’s light<br />
It's the brick arriving<br />
<br />
It's the firewood, it's the day<br />
It's the end of the trail<br />
It's the bottle of liquor<br />
Splinter in the road<br />
<br />
It’s the house’s design<br />
It's the body in bed<br />
It's the broken down car<br />
It's the mud, it's the mud<br />
<br />
It's a footstep, it's a bridge<br />
It's a toad, it's a frog<br />
It's a rest of brush<br />
In the morning’s light<br />
<br />
They are the waters of March<br />
Closing the summer<br />
It's the promise of life<br />
In your heart<br />
<br />
It's a snake, it’s a stick<br />
It's John, it's Joseph<br />
It's a thorn in the hand<br />
It's the cut on the foot<br />
<br />
They are the waters of March<br />
Closing the summer<br />
It's the promise of life<br />
In your heart<br />
<br />
It's stick, it's stone<br />
It's the end of the road<br />
It's a rest of stump<br />
It's a little alone<br />
<br />
It's a footstep, a bridge<br />
It's a toad, it's a frog<br />
It's a beautiful horizon<br />
It’s a tertian fever<br />
<br />
They are the waters of March<br />
Closing the summer<br />
It's the promise of life<br />
In your heart<br />
<br />
<b>Jobim himself re-wrote these lyrics for the English version. It's a whole new poem:<br />
</b><br />
Waters of March<br />
<br />
A stick, a stone,<br />
It's the end of the road,<br />
It's the rest of a stump,<br />
It's a little alone<br />
<br />
It's a sliver of glass,<br />
It is life, it's the sun,<br />
It is night, it is death,<br />
It's a trap, it's a gun<br />
<br />
The oak when it blooms,<br />
A fox in the brush,<br />
A knot in the wood,<br />
The song of a thrush<br />
<br />
The wood of the wind,<br />
A cliff, a fall,<br />
A scratch, a lump,<br />
It is nothing at all<br />
<br />
It's the wind blowing free,<br />
It's the end of the slope,<br />
It's a beam, it's a void,<br />
It's a hunch, it's a hope<br />
<br />
And the river bank talks<br />
of the waters of March,<br />
It's the end of the strain,<br />
The joy in your heart<br />
<br />
The foot, the ground,<br />
The flesh and the bone,<br />
The beat of the road,<br />
A slingshot's stone<br />
<br />
A fish, a flash,<br />
A silvery glow,<br />
A fight, a bet,<br />
The range of a bow<br />
<br />
The bed of the well,<br />
The end of the line,<br />
The dismay in the face,<br />
It's a loss, it's a find<br />
<br />
A spear, a spike,<br />
A point, a nail,<br />
A drip, a drop,<br />
The end of the tale<br />
<br />
A truckload of bricks<br />
in the soft morning light,<br />
The shot of a gun<br />
in the dead of the night<br />
<br />
A mile, a must,<br />
A thrust, a bump,<br />
It's a girl, it's a rhyme,<br />
It's a cold, it's the mumps<br />
<br />
The plan of the house,<br />
The body in bed,<br />
And the car that got stuck,<br />
It's the mud, it's the mud<br />
<br />
Afloat, adrift,<br />
A flight, a wing,<br />
A hawk, a quail,<br />
The promise of spring<br />
<br />
And the riverbank talks<br />
of the waters of March,<br />
It's the promise of life<br />
It's the joy in your heart<br />
<br />
A stick, a stone,<br />
It's the end of the road<br />
It's the rest of a stump,<br />
It's a little alone<br />
<br />
A snake, a stick,<br />
It is John, it is Joe,<br />
It's a thorn in your hand<br />
and a cut in your toe<br />
<br />
A point, a grain,<br />
A bee, a bite,<br />
A blink, a buzzard,<br />
A sudden stroke of night<br />
<br />
A pin, a needle,<br />
A sting, a pain,<br />
A snail, a riddle,<br />
A wasp, a stain<br />
<br />
A pass in the mountains,<br />
A horse and a mule,<br />
In the distance the shelves<br />
rode three shadows of blue<br />
<br />
And the riverbank talks<br />
of the waters of March,<br />
It's the promise of life<br />
in your heart, in your heart<br />
<br />
A stick, a stone,<br />
The end of the road,<br />
The rest of a stump,<br />
A lonesome road<br />
<br />
A sliver of glass,<br />
A life, the sun,<br />
A knife, a death,<br />
The end of the run<br />
<br />
And the riverbank talks<br />
of the waters of March,<br />
It's the end of all strain,<br />
It's the joy in your heart.Thomas Hawkhttp://www.blogger.com/profile/03923447565287860448noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5624220330880541446.post-29321940168650676052010-07-17T01:01:00.000-07:002010-07-17T01:01:34.253-07:00Del quinto a PB Cayó en mi camino como traída por el huracán.<br />
Las noticias sobre el tsunami ya me habían hartado. "Desastre natural"; nadie se anima y nadie lo dice: la naturaleza es un desastre. Como ella, como yo, como mi suerte. El huracán no deja de ser un desastre, tanto como lo es una llovizna o un día de calor.<br />
Miento un poco, lo admito. Este huracán es diferente porque la trajo a ella. Yo camino solo, sólo sintiendo un vientito, y ella rueda al lado mío llenándose de tierra; rueda y rueda y no puede hacer pie.<br />
De vez en cuando escucho que dice "no". Mi camino cambia al mismo tiempo que el viento; el hartazgo de todo, el cielo gris, el silbido del viento contra las cosas y el intermitente "no" es el escenario.<br />
¿Y si fuese un tsunami? ¿Yo nadaría y ella sería un aguaviva? ¿Diría "no" o simplemente me picaría?<br />
<br />
"El hombre rebelde es aquel que dice "no"", pensé. Es la mujer rebelde, digna de admiración, la que cambió el mundo, la que es llevada por el viento junto con "no" a intervalos perfectamente calculados; quizás por eso, no me pueda sacar ese "no" de la cabeza.<br />
<br />
El viento, en su canto de cisne, al fin se arremolina a mi alrededor, y vuelvo de donde vine: el quinto. Ahí está mi desastre favorito. Veo el de PB como vi por la tele la caída de las torres gemelas y me río, me río mucho. Mi quinto piso no se va a caer. Mi quinto piso apenas roza la naturaleza.Thomas Hawkhttp://www.blogger.com/profile/03923447565287860448noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5624220330880541446.post-45149790930183050352010-07-14T16:34:00.001-07:002010-07-14T16:34:23.585-07:00Canto LXXXI<blockquote> What thou lovest well remains, <br />
the rest is dross <br />
What thou lov'st well shall not be reft from thee <br />
What thou lov'st well is thy true heritage <br />
Whose world, or mine or theirs <br />
or is it of none? <br />
First came the seen, then thus the palpable <br />
Elysium, though it were in the halls of hell, <br />
What thou lov'st well is thy true heritage <br />
What thou lov'st well shall not be reft from thee <br />
</blockquote><blockquote> The ant's a centaur in his dragon world. <br />
Pull down thy vanity , it is not man <br />
Made courage, or made order, or made grace, <br />
Pull down thy vanity , I say pull down. <br />
Learn of the green world what can be thy place <br />
In scaled invention or true artistry , <br />
Pull down thy vanity , <br />
Paquin pull down! <br />
The green casque has outdone your elegance . <br />
'Master thyself, then others shall thee beare' <br />
Pull down thy vanity <br />
</blockquote>Thomas Hawkhttp://www.blogger.com/profile/03923447565287860448noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5624220330880541446.post-38191080983831151542010-04-08T12:02:00.000-07:002010-04-08T12:05:13.690-07:00Lynch<div style="text-align: justify;"> Era entrar a mi casa y esquivar los objetos que Laura me tiraba. El primero de tantos que arrojó fue un plato, un plato de porcelana blanca, lo tiró como si fuese un freesbe, pasó cerca y estalló contra la pared, una astilla hirió mi mejilla izquierda. Miré a Laura esperando el estallido, los gritos, los insultos, etc, pero nada de eso ocurrió; en cambio, se acomodó en el sillón, prendió la tv y ahí se quedó, calmada. Mas tarde vino a la cama, se acostó y me abrazó. A la mañana siguiente estaba cariñosa y así se mostró cada vez que la llamé desde el trabajo, pero cuando volví a casa por la noche me tiró con una lámpara. Y así continuó. Tiró de todo. Tiró un tacho de basura lleno de cáscaras de fruta, cayó en el palier, las cáscaras se esparcieron por el suelo, algunas cayeron por el hueco de la escalera; tiró una tostadora vieja que ya no andaba, me dio en la panza, me encorvé, caí al piso, sin aire; tiró una máquina de escribir que me había regalado, dio en la pared, hizo un hueco que aún está allí. Si durante el día le preguntaba porqué me tiraba cosas, ella decía que no iba a responder cosas obvias. Decía que yo tenía que saber porqué lo hacía. Entonces me puse a pensar en qué había fallado, cuál era mi culpa. No se me ocurrió nada que ameritase que me arrojen cosas cada vez que llegaba a casa. Aun así continué devanándome los sesos. Pronto me sentí culpable por su despido, más tarde por la muerte de su madre, y aún más tarde por el calentamiento global y el genocidio judío. No había caso, no sabía a qué se refería. Me resigné, seguí mi vida. Por esos momentos, antes de irme por la mañana, recorría el departamento y veía todos los objetos que, a mi vuelta, por la noche, podían significar una amenaza para mi integridad física. Analizaba cada uno y me llevaba el que creía mas contundente. Una vez, entre a casa con el portafolios en una mano y la exprimidora en la otra. Entonces vi como una tabla de cortar fiambre venía hacia mí, rotando en el aire. Me dio de lleno en la frente. Caí al piso, sangré. Terminé en el hospital. Cuando a los siete días me dieron el alta, supe que tenía que irme de esa casa y separarme de Laura, aunque sea por un tiempo. ¿Pero adonde iría? La gran mayoría de las decisiones que había tomado hasta el momento habían resultado equivocadas. Mi criterio estaba enfermo terminal, por lo cual tuve que recurrir al azar. Me subí al coche y manejé. Me olvidé de mi trabajo y de mi familia. Al salir de la ciudad llené el tanque. No importaba donde llegaría, solo quería escapar. Conduje y conduje hasta que, en medio de la ruta, se acabó la nafta. Dejé el coche en la banquina y caminé con mi bolso al hombro. Un cartel anunciaba un pueblo a dos kilómetros: Lynch.</div><div style="text-align: justify;"> Anochecía cuando llegué. En la primera casa que vi encontré alojamiento, era una casa de familia. La mujer que me atendió dijo que era poco usual que alguien buscase hospedaje allí, pero que de todas formas podía hacerme un lugar. Era una señora grande y corpulenta, su cintura era tan ancha como sus hombros y sus caderas. Su piel, cubierta de manchas marrones, colgaba por todos lados. Me habló despacio, preocupada porque se entendiese lo que decía. Cada vez que terminaba de hablar balbuceaba algo que yo entendí como: “Oh, no, no es posible”. Se llamaba Dora. Nunca dijo cuanto me costaría la noche y yo me olvidé de preguntar. Me mostró la planta baja, la cocina, el baño. Dijo que vivía con su hijo y con su padre, el abuelo del chico, sus dormitorios estaban arriba. Ella dormía en el sótano, en un catre. Yo dormiría en la alfombra de la sala de estar, una alfombra de lona verde, muy fina. Prácticamente, era lo mismo que dormir en el piso, pero no me importó. Le agradecí y se fue. Esa noche dormí poco. Pasé casi todo el tiempo pensando en Laura. Pensé en llamarla para decirle que estaba bien. Desistí.</div><div style="text-align: justify;"> Al día siguiente, temprano por la mañana, ya estaba despierto, aunque mantenía los ojos cerrados. Escuché como a un grupo de personas congregarse detrás de mí. Los oí aclarar sus gargantas. Acto seguido comenzaron a cantar. Sonaban como los gritos de cuerpos enterrados vivos. Pude identificar dos voces de hombre y dos de mujer. Abrí los ojos, me di la vuelta. Vi a Dora junto a un anciano y un niño. El anciano cantaba muy bajo, temblaba. La piel de la frente se derramaba por su cara, cubría sus ojos. Los pelos de sus cejas se disparaban como los bigotes de un gato. Iba muy encorvado, usaba un bastón. El niño cantaba con gran entusiasmo, tenía una voz aguda, un tanto molesta. Daba la sensación de estar tallado en cera. Tenía el pelo muy negro y brilloso, parecía peluca. No logré ver a quién pertenecía la otra voz femenina. Creí escucharla provenir de la estufa empotrada a la pared. Agucé el oído pero justo callaron. Veo que ya está despierto, dijo Dora. Buenos días, dijeron los tres. Buenos días, dije yo. Dora me presentó primero al anciano, su padre. Milton, dijo el anciano, un placer y bienvenido. Luego me presentó al niño, su hijo. Hola, dijo el niño. Decile tu nombre hijo, dijo Dora. Lucas, dijo el niño. Hola Lucas, dije yo. Luego le pregunté a Dora cuánto le debía por el hospedaje. No, nada, dijo, oh, no, no es posible. Busqué en mi bolso y le extendí veinte pesos. Tome, dije. No, no, no puedo aceptarlo, dijo, oh, no, no es posible. Vamos, dije, agárrelos. Usted no entiende, dijo, no puedo cobrarle, el señor se enojaría... ¿Dios se enojaría?, interrumpí. No, no, dios no, dijo, el señor del pueblo, Rosales. Él se encarga de administrarlo todo. Nos da lo necesario para subsistir. Si acepto el dinero quebraría la igualdad con mis vecinos y el señor se enojaría. En todo caso, déselos a él, oh, no, no es posible. Bueno, entonces se los doy a él, dije, ¿Puedo verlo? Después del almuerzo lo acompañaremos, dijo, ¿Se queda a almorzar?. Bueno, gracias, contesté. </div><div style="text-align: justify;"> Dora preparó una avena y unas verduras hervidas. Me asombró ver a Lucas comerlo todo sin chistar. Por el contrario, yo tuve que hacer un esfuerzo para tragar aquello. Si bien Laura cocinaba bastantes verduras, sobre todo después del despido, aún no me había acostumbrado a ellas. Dora habló sobre una ventana del segundo piso que no cerraba bien. Por allí entra frío, dijo, hay que arreglarla. Luego me habló del pueblo. Solo contaba con quince habitantes, ninguno trabajaba, todos vivían de lo que ese tal Rosales les daba. Dora estimó que Rosales había llegado al pueblo hacía unos diez años. Escapaba de algo o de alguien, dijo. Milton opinó que escapaba de la mafia tras haberla traicionado. A su llegada, Rosales se instaló en la vieja casa de la familia Sarra, ya muertos, sin preguntar si podía hacerlo o no. Permaneció encerrado por una semana, hasta que un día se apareció por la taberna. Se sentó a la barra y tomó unas cervezas. Los que estaban sentados en las mesas lo observaban de reojo. Él miraba las botellas de la repisa, con los codos sobre la barra. Sus hombros apenas podían sostener esos brazos. El vaso de cerveza parecía más chico en su mano. Poseía un bigote de puntas afiladas. Alrededor de sus pupilas brotaban millares de pequeñas venas rojas. Entonces volteó. Dio un vistazo al lugar. Luego de contemplarlo todo, detuvo la mirada en una mujer: Rita Cantora, novia y prometida de Julio Manrique, médico del pueblo. Rita era una india muy flaca, pechos pequeños, mirada fría. Iba vestida con un vestido blanco, las trenzas cayendo sobre el. Estaba sentada junto a la pared, sola, tomando una cerveza, viendo a Julio Manrique jugar al truco con otros hombres. Rosales tomó la última cerveza y se levantó. Era un gigante. No era masa muscular lo que inflaba sus brazos, me aseguró Milton, era ira, ira pura e irracional. Fue hasta Rita y le preguntó con quién estaba. Rita le señaló a Julio Manrique, con total indiferencia. Rosales lo tomó por la cintura y lo arrojó al suelo. Y eso que Julio Manrique era tozudo también, me dijo Dora. Luego comenzó a descargar puñetazos en su pecho y en su cara. Pegaba duro, sistemáticamente. Pegó hasta que su mano quedó cubierta en sangre. Entonces se irguió y miró a todos los presentes con altivez. Buscó las miradas pero no se encontró con ninguna. Pisó el cuerpo de Julio Manrique. Y luego lo pateó. Lo pateó en el abdomen, lo pateó en la cara. Lo pateó hasta desfigurarlo. Lo mató. Frente a todos. Después arrastró su cuerpo afuera y lo dejó junto a la ruta. Regresó a la taberna, tomó a Rita del brazo y la llevó a la casa de Julio Manrique. Algunos del pueblo sabían que Rita era virgen, dijo Dora. Al día siguiente, la tierra de Lynch amaneció gris y ya nada volvió a crecer en ella, dijo Milton. Mientras escuchaba la historia, me preguntaba cuánto había de superstición y cuánto de verdad. Seguramente, Laura diría que soy el mismo escéptico de siempre. No se. A partir de aquel momento Rosales comenzó a mandar en el pueblo, dijo Milton. Muchos decidieron irse. Nosotros nos quedamos, dijo Dora, no teníamos donde ir. Si no lo hacemos enojar, nos da lo que necesitamos. ¿Y de donde saca Rosales el dinero?, pregunté. Ahora verá, dijo Dora y se levantó para recoger la mesa. </div><div style="text-align: justify;"> Salimos rumbo a lo de Rosales. Pude ver algunas casas derruidas aquí y allá. Todo parecía emitir un grito afónico, desesperado. Realmente la tierra era gris, el viento la movía constantemente. Milton se me acercó. Con su voz quebradiza me contó que Rosales había embarazado a Rita aquella noche. Más tarde había nacido el niño y segundos después de haber sido separado de la madre, comenzó a deformarse. La cabeza y las manos se introdujeron en su tórax, las piernas se introdujeron en su cadera. Fue como si al entrar en contacto con el mundo exterior el niño comenzase a retraerse, a encerrarse en si mismo. Su cuerpo se desarrollaba hacia adentro. Y continuaba vivo. Aunque no por mucho, dijo Milton. Murió a los tres meses, asfixiado. Al poco tiempo, Rosales violó a Rita nuevamente. El niño nació y el resultado fue el mismo: una deformidad que murió a los tres meses. ¿Y lo siguieron intentando? Pregunté. Sí, hasta el día de hoy lo siguen intentando, dijo Milton. ¿Y siempre nacen deformes?, dije. Siempre, dijo Milton. Y mientras Rosales siga violándola seguirán naciendo así. Rita tiene un vientre indio. Y un vientre indio hace ese tipo de cosas. Un vientre indio gesta aquello que está en el alma de quién lo fecundó. ¿Y Renato sabe esto?, pregunté. No se, dijo Milton, quizás sí. ¿Y porqué sigue violándola?, quise saber. Bueno, vive de eso, dijo Milton, de hecho, todos vivimos de eso. Lynch es una atracción turística. La gente viene aquí para ver estas abominaciones. Permanecí pensativo. Otra vez no sabía si el viejo se lo había inventado todo o no. Recordé que Laura había insinuado que tengamos un bebe. </div><div style="text-align: justify;"> Llegamos a una casa de madera con las paredes pintadas de negro, las ventanas estaban tapadas con lonas desde dentro. Un letrero decía: Vea aquí al niño que crece hacia adentro por solo veinte pesos. Dora llamó a la puerta. Pasados unos minutos, un hombre alto y fornido abrió. Rosales, supuse. Su aspecto intimidante me recordó a Daniel Day Lewis en Pandillas de Nueva York. Masticaba algo, dejaba ver las manchas negras en sus dientes. Miró a Dora y luego me miró a mí. Me sostuvo la mirada, exultante. Me hizo sentir como un hombre de paja. Dora le explicó que yo venía a pagarle por el hospedaje que ella me había brindado. Rosales se me acercó, dijo:</div><div style="text-align: justify;"> - Veinte pesos, entonces.</div><div style="text-align: justify;"> - Acá están- dije- Tome.</div><div style="text-align: justify;"> - ¿Va a quedarse otra noche más?</div><div style="text-align: justify;"> - Sí ¿Le pago por adelantando?</div><div style="text-align: justify;"> - Sí.</div><div style="text-align: justify;"> - Tome. </div><div style="text-align: justify;"> Rosales guardó el dinero, miró a mis acompañantes, continuó mascando. Yo dije:</div><div style="text-align: justify;"> - ¿Puedo ver al niño?</div><div style="text-align: justify;"> - ¿Tiene otros veinte pesos?</div><div style="text-align: justify;"> - Sí, tome.</div><div style="text-align: justify;"> - Bien. Pasen.</div><div style="text-align: justify;"> Dentro estaba oscuro, hacia aún más frío que afuera. Había un sofá con grandes roturas por las que asomaban los resortes. Había ropa esparcida por doquier; había una televisión antigua en una esquina, con la pantalla rota; habían laminas de chapa apiladas. El parquet tenía agujeros. El empapelado se estaba cayendo. Rosales nos dijo que esperáramos ahí. Se marchó, la madera rechinó a cada paso. Lucas comenzó a correr alrededor del sofá, pateaba la ropa a su paso. Dora lo detuvo con un grito seco. Quedate tranquilo, no toques nada, dijo. El niño se acercó a su madre y ya no se movió de ahí. Milton, susurrando, me dijo que, por lo que él sabía, Rita estaba en uno de los cuartos de arriba atada a una cama y amordazada. Con la mirada me indicó la escalera que se veía en el otro ambiente. Rosales regresó. Ya está listo, dijo, puede pasar, solo usted, venga. Me llevó al garaje. El lugar olía a vómito. La luz provenía de una bombita que colgaba del techo. Había una gran cortina de pared a pared. Algo gemía tras ella. Gemidos de angustia dentro de una burbuja de baba. Rosales me preguntó si estaba listo. Sí, dije. Descorrió la cortina, vi la cuna. Me acerqué con cautela. Allí estaba esa cosa, latiendo. Todo su cuerpo estaba contenido dentro del torso. La calavera y las manos se marcaban en la piel. Allí estaba la fuerza enloquecida de la vida, ahogándose en su propia bilis. Rosales le pegó con un palo. Vamos, gritó. La cosa comenzó a agitarse. Estaba cubierta de transpiración. Era un amasijo de huesos y carne, cambiando de forma. Rosales volvió a pegarle. La cosa emitió un gemido agudo. Un podía ver como, ahí dentro, la calavera se movía, como abría y cerraba la boca. Las manos empujaban la piel, intentando salir. Era horrible. Dije a Rosales que ya había visto suficiente. Rosales se demoró unos segundos en correr la cortina. Luego me guió a la salida.</div><div style="text-align: justify;"> En el camino de vuelta, me acerqué a Milton.</div><div style="text-align: justify;"> - Fue asqueroso- dije.</div><div style="text-align: justify;"> - Sí- dijo Milton- Mire. Déjeme decirle lo que pienso. Si algún hombre, noble de alma, pudiese violar a Rita, en nueve meses nacerá la criatura que librará a su madre y al pueblo.</div><div style="text-align: justify;"> - ¿Eso cree?</div><div style="text-align: justify;"> - Eso creo.</div><div style="text-align: justify;"> - ¿Y nunca nadie lo intentó?</div><div style="text-align: justify;"> - No. Nos es imposible. Físicamente imposible.</div><div style="text-align: justify;"> - ¿Por qué?</div><div style="text-align: justify;"> - Rosales nos castró a todos. Hasta a Lucas, pobrecito...</div><div style="text-align: justify;"> - ¿Cómo?</div><div style="text-align: justify;"> - Eso que escuchó. Una noche, entró en casa de cada uno, nos dio un anestésico mientras dormíamos y nos castró. Así de sádico. </div><div style="text-align: justify;"> - Terrible.</div><div style="text-align: justify;"> Milton dejó de caminar. Mire, dijo. Se abrió el pantalón. En la entrepierna, bajo la decrépita piel del abdomen, vi un muñón de color negro, rodeado de pelos y de manchas. </div><div style="text-align: justify;"> - Lo siento- dije.</div><div style="text-align: justify;"> - Como le dije, no fue la gran perdida.<br />
- Pero, escuche esto. Si alguien viola a Rita y la deja embarazada, y luego Rosales lo descubre, él buscará la forma de abortarlo. </div><div style="text-align: justify;"> - No se va a dar cuenta. Acá no hay ecografías ni nada de esas cosas. Además Rosales la viola todos los días. ¿Cómo va a saber que no fue él quien la embarazó?</div><div style="text-align: justify;"> - Bueno. Quiero hacerlo.</div><div style="text-align: justify;"> - ¿Hacer qué?</div><div style="text-align: justify;"> - Quiero violarla.</div><div style="text-align: justify;"> - ¿Usted? ¿Tiene un alma noble?</div><div style="text-align: justify;"> - No se, eso lo veremos. Lo que tengo es un pene- miré dentro del pantalón para comprobar que aún estaba allí- Soy su única oportunidad.</div><div style="text-align: justify;"> - Bueno, si se quiere arriesgar...Puedo decirle cómo entrar sin que Rosales lo descubra.</div><div style="text-align: justify;"> - Eso sería de gran ayuda- dije, irónico.</div><div style="text-align: justify;"> En la casa, ordené mi bolso. Lucas corría por la sala de estar cantando canciones. La voz de detrás de la estufa lo acompañaba. Ya nada me parecía extraño. Pregunté a Dora si podía usar la ducha. Sí, no hay problema, dijo, oh, no, no es posible. Me separé una muda. Tomé mi celular, estaba sin batería. Pregunté a Dora si había teléfono en el pueblo. Dijo que no. Me dieron ganas de llamar a Laura. Quería contarle lo que estaba por hacer. Quería que se entere de la clase de persona que yo era. Estaba en un punto de inflexión. Al fin sabría qué es lo que había dentro de mi alma. Le demostraría a Laura que soy un hombre bueno, fiel. Un héroe. Pero inmediatamente me entró miedo. Me vi siendo castrado por Daniel Day Lewis. Me vi con un muñón entre las piernas. ¿Qué pensaría Laura de eso? La pregunta me inquietó bastante. Luego de unos minutos logré calmarme. Pensar tanto no tenía sentido. Lo importante era entrar en esa casa y dejar mi semilla en aquel vientre indio.</div><div style="text-align: justify;"> Desnudo bajo la ducha miré mi pene. Ahí estaba, retraído, arrugado, no parecía la gran cosa. Y, a la vez, lo significaba todo. Significaba la libertad, la felicidad de todo un pueblo. Y quizás este sería su primer paso, quizás mi pene estaba destinado para logros aún mayores. Quizás mi pene, algún día, salvaría al mundo. Comencé a excitarme. Me toqué hasta que floreció. Lo vi, semi erecto y curvado, la esperanza de todo un pueblo. Quince centímetros de esperanza. </div><div style="text-align: justify;"> Una hora después, me acercaba a la casa de Rosales con una linterna en la mano. Tenía en mi mente las indicaciones que Milton me había dado. Fui a la parte trasera. Trepé al roble. Vi la ventana. Me acerqué a ella pisando la rama con cuidado. Pisé en el alfeizar, empujé la ventana y se abrió. Dentro olía a mierda y a mutilación. Encendí la linterna. Ahí estaba, efectivamente, atada a la cama y amordazada. Me vio. Tenía ambos ojos morados, había sangre coagulada por todo su rostro. Parte de su cabellera había sido arrancada. Recién ahí me di cuenta de que estaba desnuda, tras los moretones, tras las cicatrices, tras la suciedad estaba desnuda. No era una imagen muy excitante. Pero yo estaba allí para hacer el bien, no había excusa que valga. Me bajé el pantalón, sujeté mi pene. Pensé en Laura, en cuando Laura me escupía en la pija y luego la chupaba, con su mano en la base, mirándome. Funcionó, estaba empalmado, bueno, lo suficiente como para violarla. Me abalancé sobre ella. La sujeté del cuello y con la otra mano se la metí de un empujón. Abrió aún mas los ojos. Empecé a bombear. La escuchaba gemir tras la mordaza. Se agitaba cuanto podía. Yo seguía penetrando, ensimismado. Lo estaba haciendo, estaba salvando al mundo. Mi pene era el desarme nuclear, mi pene era la vacuna del sida. Comencé a pegarle en la cara, en los pechos. Embestía, pegaba, embestía, pegaba. Mi poronga colonizadora evangelizaba su concha pagana. La mordí en el hombro, le clavé los dientes, le arranqué la carne y se la escupí en la cara. Le di con más fuerza. Me concentré. Podía ver a la asamblea de la onu reunida, alentándome. Podía oír a todos los niños hambrientos del mundo rogándome que acabe. Entonces lo sentí, todo ese esperma corriendo por mi pene, explotando dentro de su vagina india. Yo era un hombre, podía cambiar el curso de la historia. Permanecí dentro por unos segundos. Ella miraba hacia un costado, inmóvil. Noté algo raro. Le tomé la cara y la miré. Idiota, me dije. Lo había arruinado. Tremendo idiota. Lo había arruinado todo. Me aparté. Escuché pasos tras la puerta. Todo el piso temblaba. Era Daniel Day Lewis que venía a cortarme el pito. Me subí los pantalones. El picaporte giró. Abrí la ventana, miré abajo. Rosales entró con un hacha de cocina en la mano. Me tiré. Caí sobre mi pierna izquierda. Me dolía, pero aún así pude correr. Corrí hacia la ruta, hacia el cómodo absurdo de mi vida. Hacia Laura. </div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><em>Noúmeno</em></div>Thomas Hawkhttp://www.blogger.com/profile/03923447565287860448noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5624220330880541446.post-84321372201835229992010-03-28T15:41:00.000-07:002010-03-28T15:42:41.310-07:00Poemas televisivos (Tercera entrega)<object height="265" width="320"><param name="movie" value="http://www.youtube.com/v/oB55bv4B8LQ&hl=en_US&fs=1&rel=0&color1=0x234900&color2=0x4e9e00"></param><param name="allowFullScreen" value="true"></param><param name="allowscriptaccess" value="always"></param><embed src="http://www.youtube.com/v/oB55bv4B8LQ&hl=en_US&fs=1&rel=0&color1=0x234900&color2=0x4e9e00" type="application/x-shockwave-flash" allowscriptaccess="always" allowfullscreen="true" width="320" height="265"></embed></object><br />
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<br />
Cómo amo a Joaquin Phoenix en <em>El bosque.</em><br />
Cómo desearía que me venga a salvar <br />
de los jabalíes esos con capuchas rojas.<br />
Tan calladito y pensativo.<br />
Pero tan valiente.<br />
Y yo ser su cieguita, indefensa, enamorada de él.<br />
Extender mi mano hacia la nada,<br />
y que el la tome y me lleve bien lejos,<br />
a salvo de los jabalies con capuchas rojas.<br />
<br />
<br />
<br />
<em>Steve Mc Queen</em>Thomas Hawkhttp://www.blogger.com/profile/03923447565287860448noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5624220330880541446.post-61044843840342309472010-03-26T13:36:00.000-07:002010-03-26T13:48:21.349-07:0021vino y fuimos<br />
al picnic en el campo, ora arado<br />
<br />
horadado<br />
<br />
con rosa miel, cardo miel, aloe miel, zumba miel y miel y más miel y<br />
<br />
fue la gula de una abeja diminuta<br />
la que casi roza la granada dorada<br />
de mi tierno sueño.<br />
<br />
<i>Peter Forsberg </i>Thomas Hawkhttp://www.blogger.com/profile/03923447565287860448noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5624220330880541446.post-70722716451912877702010-03-18T21:11:00.000-07:002010-03-18T21:11:51.784-07:00El animal asustado<div style="text-align: justify;"> Dejé la ciudad por la noche, muerto de frío. Llegué al amanecer, cansado. Me detuve ante la puerta y observé aquellos barrotes ascendiendo por sobre mi cabeza, la niebla no me dejó ver cuán alto subían. Todo era silencio, salvo por el tenue zumbido del motor de la camioneta que me había llevado hasta allí, ahora perdiéndose por el horizonte. Al otro lado de la ruta alcancé a ver un grupo de vacas, atrapadas en la niebla. Luego volví a contemplar el predio enrejado frente a mí. No parecía haber ninguna otra edificación cerca. Pensé que si permanecía allí por mas tiempo mis ojos se congelarían. Entonces abrí aquella gran puerta enrejada, las bisagras rechinaron, indicio de que no se abría muy a menudo. ¿Era ese el lugar que mi padre había dicho?</div><div style="text-align: justify;"> Caminé por el sendero con mi mochila al hombro, temblando. Una gallina surgió de la niebla, miró en todas direcciones, desorientada, luego volvió a perderse en la bruma. Al cabo de cinco minutos un caserón se materializó al final del camino. Era un construcción antigua, dos pisos, muchas ventanas, paredes mohosas y el techo de tejas. Llamé a la gran puerta de roble con cuatro golpes secos. Me froté las manos, vi el vapor salir de mi boca. Un sujeto viejo, trigueño, con la cara llena de vetas, abrió y preguntó qué se me ofrecía. Siguiendo las indicaciones de mi padre, pregunté por el Doctor Guanon. El sujeto me invitó a pasar, dijo que avisaría de mi presencia al Doctor y desapareció de mi vista. Observé el lugar. Había una estantería llena de libros, todos con idéntica encuadernación. El polvo parecía descansar sobre ellos. El polvo estaba sobre todas las cosas, en todas partes, también en el aire, de hecho uno podía respirarlo. El frío se sentía tan fuerte como afuera. Llamó mi atención un hogar, en una esquina, sin fuego ni leña con qué prenderlo. Temblé más.</div><div style="text-align: justify;"> El sujeto de la cara veteada regresó y dijo que el Doctor me esperaba en otra habitación, que lo siguiese. Atravesamos la cocina, luego un gran salón comedor con una larga y robusta mesa en el centro, y finalmente llegamos a una sala de juegos. Había una mesa de pool con los palos atravesados sobre el paño, un blanco con tres dardos clavados y un sapo de hierro. Un hombre estaba sentado en un sillón de terciopelo rojo gastado. Tenía los cabellos canos peinados hacia atrás, un bigote tupido también canoso y las orejas rojas y grandes. Era flaco, con piernas larguísimas. Vi su mano sujetar el bastón, sus dedos parecían más largos de lo normal. Al verme se levantó, caminó hacia mí y me tendió la mano. Irradiaba un ímpetu avasallador. Era un viejo macizo y me llevaba una cabeza.</div><div style="text-align: justify;"> - Enrique Guanon- dijo.</div><div style="text-align: justify;"> - ¿Doctor Guanon?- dije, inhibido, mientras le estrechaba la mano.</div><div style="text-align: justify;"> - El mismo...</div><div style="text-align: justify;"> - Rogelio Álvarez me manda. Es mi padre.</div><div style="text-align: justify;"> - ¿Rogelio Álvarez? No me suena.</div><div style="text-align: justify;"> - Contador, de Buenos Aires. Habló con usted por teléfono, hace una semana. Usted le dijo que podía atenderme.</div><div style="text-align: justify;"> - Sigo sin recordarlo pero puede ser. Rogelio Álvarez, contador. Puede ser. De todas formas usted está aquí. ¿Cómo se llama?</div><div style="text-align: justify;"> - Rubén Álvarez.</div><div style="text-align: justify;"> - Bien. Cuénteme Rubén. ¿Qué le pasa?</div><div style="text-align: justify;"> Se lo conté despacio, toda la historia, lo mejor que pude. Me escuchó con la cabeza gacha, sosteniendose con el bastón. Me quedé con la sensación de que no entendió mucho. Hasta yo no entendía. ¿Realmente estaba enfermo? Para mi padre no había dudas. En cambio, para los muchachos del taller yo estaba bien, más que bien, era una fuente de inspiración. Yo no sabía qué pensar. Nunca sabía nada. Finalmente, el Doctor dijo que podía ayudarme. Me relató la historia completa y detallada de todos los casos similares en los que le tocó participar. Habló de estadísticas, de probabilidades, de diferentes tratamientos. Supuse que con eso quería tranquilizarme pero mas bien logró lo contrario. Me sentí como una variable dentro de su esquema mental. Un cuerpo intrascendente a punto de ser analizado y clasificado. Luego el Doctor calló. Me fijé en un hogar, tras la mesa de pool, donde tampoco había fuego ni leña.</div><div style="text-align: justify;"> - ¿Se puede prender los hogares?- me animé a decir- Tengo un poco de frío.</div><div style="text-align: justify;"> - Imposible- dijo- la leña está húmeda. Pero no se preocupe, al mediodía, cuando suba el sol, estará más cálido. Mientras tanto me gustaría mostrarle mi granja. Si nos movemos tendremos menos frío. ¿Le parece bien?</div><div style="text-align: justify;"> - Me parece bien.</div><div style="text-align: justify;"> Despues dijo al sujeto de la cara veteada que acondicione una habitación en la planta baja para mí y que lleve allí mi mochila. Acto seguido me explicó que los cuartos para huéspedes se hallaban en la segunda planta, pero permanecerían cerrados hasta que acuda el fumigador y acabe con la plaga de cucarachas. Pregunté si en la planta baja también había cucarachas, sobre todo en la cocina. No, sólo en la planta alta, excepto en mi dormitorio, allí no entran, dijo. Pregunté cuantos pacientes había en la casa. Solo usted, dijo. </div><div style="text-align: justify;"> Me llevó a conocer sus vacas. Las observé pastar mientras él comentaba cómo las había obtenido. Una la había comprado muy barata debido a que el dueño anterior pensaba que estaba enferma. Otra fue un regalo retributivo de un favor a un personaje poderoso de la zona. Otra fue robada a un viejo rival. No pensaba sacrificarlas ni ordeñarlas. No comerciaba con ellas. Cuidaba que tuviesen suficiente pasto qué comer y agua qué tomar. Y, una vez al día, las observaba. Nada más. Después entramos al establo. Allí tenía cuatro caballos. Uno de ellos no estaba domado y al notar nuestra presencia se enfureció y comenzó a agitarse y a erguirse sobre sus patas traseras. Foucualt era su nombre. El Doctor lo había encontrado perdido a la vera de la ruta. Se necesitaron seis hombres para llevarlo al establo. El Doctor quería convertirlo en un caballo de carreras. El animal continuó relinchando, iracundo. Vi como el Doctor retrocedió un paso, intimidado. Dijo que era mejor que salgamos, no sea cosa que se suelte de sus amarres. Abrió la puerta y salió, mantuvo la puerta abierta para que yo saliese pero permanecí unos segundos dentro. El caballo se había calmado. Luego el Doctor me dijo vamos y yo salí.</div><div style="text-align: justify;"> Entonces fue cuando me invitó a conocer los chiqueros. Sentí una ligera conmoción pero no me animé a rechazar la invitación. Pensé que, al fin y al cabo, solo serían unos minutos. Nada grave. Seguí al Doctor por un sendero sinuoso. Tras una breve caminata, divisé los corrales, entre la niebla. Y comencé a sentir aquel hedor inmundo. No había forma de escaparle, estábamos completamente inmersos en él. Cuando llegamos, el doctor se acodó a las vallas de madera. Yo permanecí unos pasos detrás, aturdido. No entendía como un ser humano decente podía criar chanchos. Allí estaban esas criaturas repugnantes, con ese hábito de vida tan mundano, revolcándose en el fango y comiendo de él, sucios, gordos y desnudos, emitiendo ese sonido detestable. El Doctor me hablaba de ellos, su voz parecía provenir de un pozo muy hondo. Lo veía señalar a cada uno y era como estar viendo una vieja película filmada en súper ocho. Había tres de esas criaturas en el corral. Una hembra gigante de color negro sarnoso, un macho rosado medio idiota y un pequeño macho de color blanco con una oreja cortada. Observé a este último, detenidamente. Él también me observó. No desviaba la vista, miraba fijo, el muy grosero. Miré al Doctor a ver si se percataba de semejante falta de respeto, pero el viejo seguía con su relato, como si nada. Y el chancho me miraba, desafiante. Y entonces comenzó a burlarse de mí, de mi enfermedad, de mi padecimiento. Allí, en el fango, mofándose de mí y de mi vida desgraciada. Miré al Doctor esperando una reprimenda. Sin embargo, el viejo hizo caso omiso, continuó hablando. Pensé en estallar ahí mismo y hacer una escena, pero desistí tras pensarlo unos minutos. Pelear con el Doctor no hubiese sido bueno para mi tratamiento. Me calmé, pensé en otra cosa. Luego abandonamos los chiqueros, el Doctor me llevó a conocer a su toro campeón. </div><div style="text-align: justify;"> Cuando finalizó el recorrido por la granja entramos en la casa y el Doctor me llevó con uno de sus ayudantes, un sujeto muy parecido al otro pero casi sin pelo y una gran cantidad de manchas hepáticas en la cabeza. El doctor le pidió que me enseñe mi habitación y luego se despidió recordándome que en dos horas me esperaba en el comedor para almorzar. Seguí al sujeto hasta mi habitación. Al entrar sentí un fuerte olor a amoniaco. Había un catre en un costado, con mantas y frazadas dobladas encima. Sobre la otra pared había un pequeño armario. Eso era todo. El lugar no tenía ventanas ni ventilación alguna. Las paredes ni siquiera estaban pintadas. Fui hasta el armario y lo abrí. Allí estaba mi mochila. Agradecí al sujeto de las manchas hepáticas y luego le pregunté a que se debía tanto olor a amoniaco. Dijo que ese cuarto normalmente servía para almacenar productos de limpieza, escobas, palas, esas cosas. No pregunte más. El sujeto se despidió. Me senté en el catre junto a la pila de mantas y frazadas. Pensé en el incidente ocurrido en los chiqueros, en la reacción del Doctor. ¿Porqué no hizo nada? ¿Era posible que él y el chancho estuviesen complotados? ¿En qué manos estaba?</div><div style="text-align: justify;"> Se hizo la hora del almuerzo. Fui al comedor. Allí, sentado a la gran mesa, estaba el Doctor. Me invitó a tomar asiento. Un ayudante entró cargando la bandeja con la comida, no era ninguno de los dos que ya había conocido antes pero era muy parecido. Cuando se fue pregunté al Doctor si todos sus ayudantes tenían algún parentesco entre si. Ninguno, dijo. Comimos un bife con arroz, tomamos agua y vino tinto. Luego comenzó a hablar del pueblo donde nació y vivió su infancia. No paraba. Estaba evitando el tema. Entonces lo interrogué sin más dilaciones.</div><div style="text-align: justify;"> - ¿Qué pasa con aquel chancho?- dije.</div><div style="text-align: justify;"> - ¿Cuál?- dijo.</div><div style="text-align: justify;"> - El que vimos hoy a la mañana en el corral. El de la oreja cortada.</div><div style="text-align: justify;"> - ¿Quiere comprarlo?</div><div style="text-align: justify;"> - No.</div><div style="text-align: justify;"> - Si quiere comprarlo podemos charlarlo. Aunque todavía es muy pequeño. </div><div style="text-align: justify;"> - No quiero comprarlo.</div><div style="text-align: justify;"> - Bueno, piénselo. Hablaremos en estos días.</div><div style="text-align: justify;"> Luego cambió de tema y habló de su larga y aburrida carrera científica. Investigaciones, congresos, conferencias, premios. Me contó todas las anécdotas, cada detalle. Llegó a hablarme de su época en la facultad. Yo lo escuché, desconfiado, hasta que no aguanté más y pregunté:</div><div style="text-align: justify;"> - ¿En qué consistirá mi tratamiento, Doctor?</div><div style="text-align: justify;"> - Bueno, eso dependerá del diagnostico. Esta tarde lo revisaré y sabremos qué tratamiento aplicar. Usted quédese tranquilo. </div><div style="text-align: justify;"> El almuerzo terminó, regresé a mi cuarto. Extendí las mantas y las frazadas sobre el catre y me acosté. Unas horas después vino a buscarme uno de los ayudantes. Dijo que el Doctor me esperaba en el consultorio, me guío hasta allí. El Doctor estaba sentado sobre el escritorio. El ayudante saludó y se fue. El Doctor me preguntó si había podido descansar. Sí, mentí. Me invitó a acostarme en la camilla. A mi lado había una máquina de mi estatura, de color blanco, con algunos circuitos a la vista. El Doctor manipuló unos brazos mecánicos que surgían de la máquina hasta ponerlos sobre mi cabeza. Apretó algunos botones. Cierre los ojos, dijo. Apretó mas botones, la máquina pareció ponerse en funcionamiento. Yo veía un destello rojo inundar mis párpados. Mientras tanto el Doctor me explicaba las virtudes de aquella máquina. Dijo que era lo último en el mercado, muy precisa, mas bien exacta. Era el resultado de un esfuerzo conjunto entre la ingeniería y la medicina. Una maravilla de la ciencia. Había aprendido a manejarla en Suecia hacía medio año. A mí no me importó. Solo quería volver a mi habitación y dormir hasta el otro día. La máquina emitió un pitido y el destello rojo cesó. Terminamos, dijo el Doctor, mañana por la mañana tendré los resultados. </div><div style="text-align: justify;"> En mi cuarto, apagué la luz y me metí bajo las mantas. Era más de medianoche. Di vueltas en la cama, buscando la posición. Me tumbé boca abajo y así permanecí por lo menos una hora. No lograba dormirme. Sentía el frió en el cuello y las orejas. Di más vueltas en la cama, lo intenté de costado. Sentí el cansancio en mi cuello y en mis párpados. Entonces escuché un sonido grotesco. Era el gruñido de aquel chancho. Estaba del otro lado de la puerta. Tuve miedo. ¿Qué tan despiadado había que ser para salir del corral e ir a la puerta de mi habitación solo para molestar? Escuché otro gruñido. Me levanté y fui hasta la puerta. Abrí. No estaba allí, había escapado. Mis pies se congelaban. Cerré la puerta y volví a la cama. Miré el techo, alterado. Intenté tranquilizarme. Entonces escuché otro gruñido, más fuerte que los otros, un insulto descarado hacia mi persona. Me levanté de un salto y abrí la puerta. No había nada. Recorrí el pasillo, asomé la cabeza por la esquina, nada. Era muy rápido, sin dudas. Volví a la cama. Tras pocos segundos de serenidad, otro gruñido. Decidí no darle importancia, dormiría igual. Que gruñese cuanto quisiese. Y así lo hizo. Toda la noche. Recién pude dormir al amanecer. Fue un breve sueño febril.</div><div style="text-align: justify;"> Me desperté con el sonido de golpes en la puerta. Grité que podían pasar. Golpearon otra vez. Volví a gritar. Más golpes. Está abierto, grité. Nadie entró. Me levanté y abrí. Era el Doctor Guanon. </div><div style="text-align: justify;"> - Tengo los resultados de los análisis- dijo.</div><div style="text-align: justify;"> Leyó el informe en voz alta. No entendí mucho. Dijo varios nombres técnicos, me hacía falta una explicación. Sin embargo hubo algo que sí entendí. Según el informe yo había perdido el don del habla. Es un error, dije, pero el Doctor hizo como que no me escuchó, continuó leyendo. Agité mis brazos para llamar su atención. Comencé a hablarle, le hablé del frío que había sufrido en la noche. Me puse frente a él de modo que pudiese ver como mis labios se movían. No hizo caso. Se acercó a mí y puso una mano en mi hombro. Encontraremos la cura, dijo, tranquilo. Luego se fue. Qué indignación. ¿Hasta ese punto el chancho influía en las decisiones del Doctor? Me vestí y salí del dormitorio. En la cocina encontré a uno de los ayudantes cortando cebolla sobre una tabla. Podría comer algo, pregunté. Continuó cortando. Lo toqué en el hombro, levantó la cabeza. Podría comer algo, le repetí más fuerte. Se quedó ahí, viéndome. Le grité. Puso cara de asombro. ¿Me escucha?, dije, pero él siguió callado, con la misma cara de asombro. Dejé de intentarlo, fui a buscar otro ayudante. Salí de la casa y caminé hasta el establo. Dentro encontré a un ayudante alimentando los caballos. Foucault estaba tranquilo. Me acerqué al ayudante y le hablé del clima. Ni se inmutó, me daba la espalda. Le toqué la espalda. Volteó. ¿Me escucha?, pregunté. No dijo nada. Entonces comencé a gritar. Grité poseído y desesperado. Foucault se inquietó. El ayudante se quedó mirándome, atónito. Continué gritando desaforadamente. Entonces Foucault perdió la calma por completó. Estaba alterado, moviéndose cuanto podía, irguiéndose en sus patas traseras, desquiciado. El ayudante intentó calmarlo, pero yo continué gritando. Foucault comenzó a patear las tablas de madera que lo aprisionaban. Finalmente derribó una y se abalanzó fuera, rompiendo sus amarres. El ayudante se tiró al piso, apartándose de su camino. Aproveché su distracción para abrir la puerta del establo. El caballo escapó por allí. Después de unos segundos el ayudante se levantó y corrió afuera. </div><div style="text-align: justify;"> Emplearon toda la tarde para capturar al caballo. El Doctor estaba muy preocupado por ello. Así era mejor. Aproveché para abordarlo en su habitación. Estaba en su escritorio. Tomé asiento y dije:</div><div style="text-align: justify;"> - Doctor, yo puedo hablar perfectamente.</div><div style="text-align: justify;"> Se quedó viéndome. Entonces tomé una lapicera y un papel del escritorio. Puedo hablar perfectamente, escribí. Me temo que eso no es posible, dijo, la máquina no se equivoca. Revíseme usted, escribí. De un cajón sacó un estetoscopio. Se acercó a mi y me auscultó. Luego pidió que abriese la boca, observó dentro. Venga, dijo. Lo seguí hasta una habitación en la planta baja. Allí había una máquina de rayos equis. Acuéstese, dijo, sáquese la ropa y todo accesorio metálico. Lo hice. La máquina pasó su luz sobre mi torso y mi cabeza. Ahora espéreme en el comedor, dijo, ya le llevo los resultados. Fui al comedor y allí esperé, unos veinte minutos. El Doctor apareció, radiografía en mano. Mire, dijo, estas son sus cuerdas vocales, están completamente atrofiadas, note esto de aquí, no es normal, es imposible que usted pueda hablar, pero no se preocupe, hallaremos la solución. Se equivoca, dije. Luego le hice señas de que necesitaba algo con qué escribir. Me dio lapiz y papel. Usted se está dejando dominar por el chancho, escribí. ¿Qué chancho?, dijo. El de la oreja cortada, escribí. ¿Todavía quiere comprarlo?, dijo. Otra vez esquivaba el tema, no había caso. Enfurecí, comencé a insultarlo a viva voz. Notó la crispación en mi rostro, se acercó a mi y me tomó de los hombros. Cálmese, dijo. Me calmé. Después llamó a un ayudante y le dijo que me haga un té mientras él preparaba la máquina para hacerme otra revisación. Me senté a la mesa del comedor. El ayudante no tardó en traer el té. Era horrible pero estaba caliente, lo tomé todo. Luego el ayudante me invitó a acompañarlo hasta el consultorio del Doctor. Allí me recosté sobre la camilla. El proceso fue similar al anterior, solo que esta vez el brazo mecánico recorrió todo mi cuerpo con esa luz roja. Mañana por la mañana estarán los resultados, dijo el Doctor. Idiota, murmuré y me fui.</div><div style="text-align: justify;"> Se hizo de noche. Me metí bajo las mantas. Comencé a sentir el cansancio. Entonces escuché un gruñido. Luego otro. Y otro. De mi mochila saqué un pan que había guardado por la tarde. Extraje la miga, hice dos bolitas y tapé mis oídos. Volví a acostarme. Fueron diez minutos de calma hasta que escuché otro gruñido. Y otro. Y otro. Cesaron al amanecer. Aún así no pude dormir de lo perturbado que estaba. </div><div style="text-align: justify;"> Golpearon la puerta. Pase, grité. Golpearon otra vez. Pase, volví a gritar. Me disponía a levantarme cuando el Doctor Guanon entró. Buen día, dijo, ¿cómo durmió?. No contesté. Aquí tengo los resultados, dijo, lamento decirle que no son nada buenos. Leyó el informe y al terminar dijo:</div><div style="text-align: justify;"> - Eso quiere decir que usted está inmovilizado del cuello para abajo.</div><div style="text-align: justify;"> - ¿Cómo?- dije.</div><div style="text-align: justify;"> Me levanté y caminé en círculos para probarle que no sufría de ninguna inmovilidad, pero él permaneció con la mirada fija en el catre. Salté, me agaché. Nada, seguía viendo al catre. Entonces lo tomé y lo zamarreé. En ese momento entró como en un trance. Cuando dejé de zamarrearlo volvió en si y continuó mirando al catre, como si nada hubiese pasado. Lo siento, dijo al catre, llamaré a mis colegas a ver qué podemos hacer, es un caso entre miles. El chancho está detrás de esto, pensé. Era evidente, el Doctor le hacía caso en todo. ¿Cómo alguien podía confiar en un ser con tantos nombres como el demonio? ¿Qué clase de imbecil se deja persuadir por un comemierda?</div><div style="text-align: justify;"> Me vestí, deje la habitación y fui hasta los chiqueros. Allí estaba el chancho, junto a los otros dos. Me las iba a pagar. Salté las vallas y hundí mis pies en el lodo. Los animales se alejaron cuanto pudieron. Corrí tras el chancho de la oreja cortada. Se escabulló. Resbalé y caí. Mis ropas se ensuciaron con aquel barro mezclado con mierda, emanaban un olor nauseabundo. El chancho comenzó a burlarse de mí. Fui tras él. Lo tuve entre mis manos pero se zafó. Quería quebrarle el cuello, de principio. El chancho gruñó, provocándome. Fui a la carga una vez más. No pude sujetarlo. Era su terreno, sabía como moverse. Me di cuenta de que no tenía ninguna oportunidad. Entonces un ayudante se acercó al corral, seguramente atraído por la exaltación de los animales. Ni me registró. Al parecer, todos se negaban a verme en una situación diferente a la de estar acostado en aquel catre. Le llamé la atención con mis manos. Continuó mirando a los animales, absorto. Salí del corral y me paré a su lado. Lo empujé. Cayó al piso y allí permaneció unos instantes, con los ojos abiertos. Parecía alienado. Entonces se incorporó maquinalmente y volvió a la posición en que estaba antes. Y siguió ignorándome. Finalmente me resigné y regresé a la casa, inmundo y derrotado. </div><div style="text-align: justify;"> En el cuarto me cambié de ropa. Luego llevé la ropa sucia al lavadero. ¿Serían capaces de verla allí? Ya ni me importaba, solo quería dormir. Regresé al cuarto y me metí bajo las mantas. Me puse de costado, luego boca abajo y, al cabo de unos minutos, logré dormirme.</div><div style="text-align: justify;"> Cuando desperté el Doctor estaba sentado en el catre junto a mí, mirándome con cara de pena. Hizo unas anotaciones en una planilla. Me incorporé para poder leerla. Era el informe sobre mi salud. Según él yo había muerto mientras dormía. Qué estupidez.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><em>Noúmeno</em></div>Thomas Hawkhttp://www.blogger.com/profile/03923447565287860448noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5624220330880541446.post-87018878869258662762010-03-16T21:33:00.000-07:002010-03-16T21:45:31.592-07:00Poemas televisivos (Segunda entrega)<object height="265" width="320"><param name="movie" value="http://www.youtube.com/v/IuW-UKadvNY&hl=en_US&fs=1&rel=0&color1=0x234900&color2=0x4e9e00"></param><param name="allowFullScreen" value="true"></param><param name="allowscriptaccess" value="always"></param><embed src="http://www.youtube.com/v/IuW-UKadvNY&hl=en_US&fs=1&rel=0&color1=0x234900&color2=0x4e9e00" type="application/x-shockwave-flash" allowscriptaccess="always" allowfullscreen="true" width="320" height="265"></embed></object><br />
<br />
<br />
Brad Pitt y Angelina se están separando.<br />
En buenos terminos, dicen.<br />
Ninguno de los dos quiere escandalos.<br />
Puede uno creer que todo haya terminado?<br />
Con toda su filantropía <br />
y los chicos africanos adoptados <br />
y sus donaciones y campañas.<br />
Ellos dos, ahí, en la alfombra roja, <br />
vestidos por diseñadores, <br />
iluminados por los flashes, <br />
sonriedo.<br />
Todo terminó.<br />
Ahora qué, Angelina?<br />
Existe algo después de Brad Pitt?<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
<em>Steve Mc Queen</em>Thomas Hawkhttp://www.blogger.com/profile/03923447565287860448noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5624220330880541446.post-18637360731941950122010-03-12T16:10:00.000-08:002010-03-12T16:10:20.100-08:00Storm Over EuropeEn 1908, un muchacho de un "semi-salvaje" país americano llega a Londres. Su principal objetivo: conocer a Yeats. Era un poeta, pero absolutamente desconocido, y entre 1908 y 1909 busca ganarse un lugar en los círculos literarios ingleses.<br />
En 1909, le llegan rumores de que Yeats lo leyó y hablaba bien de él. Pero su entrada trepidante en la movida literaria inglesa se da cuando Hulme lo invita a recitar algunos poemas en el café Tour Eiffel.<br />
Causó una fuerte impresión en la audiencia, tan sólo a simple vista: Un tipo alto de tupida barba roja que evidentemente era extranjero con un saco igual al que le vio una vez a Yeats, pero lleno de remiendos por ser una de las pocas cosas que poseía.<br />
Declamó <i>Sestina: Altaforte</i>. Después de la primera estrofa, se sumió en un meditativo silencio; silencio que estalló en un <i>Damn it all! </i>espeluznante. Las mesas y las ventanas vibraron con el estruendo, y la gente que esperaba una tarde poética relajada y snob, observaba al linyera aferrada a sus sillas presa del espanto y congeladas por la sorpresa.<br />
La sesión de poesía se terminó cuando llegó la policía debido a la llamada de un vecino, que pensó que se estaban produciendo desmanes.<br />
<br />
La fama de Ezra Pound empezaría a extenderse.<br />
<br />
audio: http://media.sas.upenn.edu/pennsound/authors/Pound/1939/Pound-Ezra_01_Sestina-Altaforte_Harvard_1939.mp3Thomas Hawkhttp://www.blogger.com/profile/03923447565287860448noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5624220330880541446.post-39431128333672702582010-03-09T10:45:00.000-08:002010-03-09T10:52:47.253-08:00Deforme<div style="text-align: justify;"> <span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Ya estoy recuperado. O casi. Jamás llegué a ser el que era antes de conocerla. Pero estoy bien. Creo.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> La conocí en el taller de escritura de la facultad de filosofía. Yo y muchos otros acudíamos porque estábamos solos y aburridos. Nadie allí tenía amigos. Ni pareja. Muchos eran viejos. Otros estaban locos. Entregábamos nuestros escritos, el profesor los leía en voz alta y luego los criticaba. Destrozaba a muchos. Yo, en cambio, recibía grandes halagos. Algunos compañeros, al final de la clase, me encaraban para hablar maravillas de mis cuentos. Yo no les creía. Para mí eran basura, mis cuentos. Basura que podía mejorar con mucho esfuerzo, pero basura al fin. Lo que no era basura era lo que se estaba gestando en mi cabeza. Tenía una novela en ciernes. Una obra maestra. Pero aún no había encontrado el momento de escribirla.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"> </span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Ella jamás había entregado un escrito. Se sentaba unos bancos mas a la izquierda del mío y escuchaba. Escuchaba los cuentos y las criticas del profesor. Y me miraba. Me miraba cada vez que podía. Yo sentía su mirada, insistente. Después de clase, la abordé y la invité a salir. Se llamaba Carla.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> En el bar, pedí una cerveza. Ella pasó de la cerveza y pidió un agua. Nos mantuvimos en silencio hasta que el camarero trajo las bebidas. Entonces dijo:</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> - Mirá. Antes que nada, tengo que decirte algo. Tengo una malformación vaginal. ¿Ok?</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> - Ok- dije.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> - ¿No te molesta?</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> - No. Supongo que no.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> - Ok. Te lo tenía que decir. Espero que no te haya parecido muy pronto.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> - No, está bien.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> <span style="font-size: small;">Después me habló de su vida. Tenía un buen puesto en una empresa telefónica. Era encargada de las relaciones internacionales o algo así. Asumí que ganaba bien. Tenía treinta y cinco años. Aun vivía con su madre. Luego comenzó a halagarme como escritor. Decía que yo iba a llegar muy lejos, que tenía que seguir escribiendo. Cambié de tema. Le pregunté sobre literatura, a ver qué le gustaba. De hecho, la había invitado a salir por eso; quería alguien con quien poder hablar sobre libros. Pero la cosa no funcionó. Ella leía a Dan Brown, mientras yo leía a Umberto Eco. Ella leía a Allende, yo a Bolaño. De todas formas, supe como llevar la cita y, cuando terminé mi cerveza, la besé.</span></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> En toda la semana siguiente no paró de atosigarme con mensajes de texto, mensajes en el msn y llamadas que nunca atendí. Me enviaba postales electrónicas diciéndome lo importante que yo era para ella, diciéndome que conmigo había encontrado el amor ¡Sólo nos habíamos visto una vez! Al amanecer, me despertaban sus mensajes de texto. Encendía la computadora y allí estaban sus mails. Al anochecer, me mandaba un mensaje de texto para que le de las buenas noches. Yo siempre le respondía. No quería romperle el corazón. Y sobretodo, no quería que piense que no le respondía a causa de su malformación. Pensé en ello. Me preguntaba qué era lo que tal malformación implicaba. ¿Podía tener sexo? ¿Y si podía, cómo sería? ¿Iba a poder excitarme?</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> En la segunda cita fuimos al mismo bar. Yo volví a pedir una cerveza y ella volvió a pedir un agua. Me contó cómo estuvo su semana. Luego se disculpó otra vez por haberme contado tan prematuramente lo de su malformación. Dijo que se había animado a decírmelo debido a que yo era un ser muy especial para ella. Como sea, pensé. Le conté un poco sobre mi vida, sobre las cosas que había leído en la semana y sobre las cosas que había escrito. Pedí otra cerveza. Esta vez, ella me acompañó. Cuando la acabamos, la besé y la invité a un telo. Aceptó.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Una vez acostados, le saque la ropa poco a poco. Procuré besarla en abundancia, en la boca, en el cuello. Le desabroché el corpiño y le besé los pechos. Ella, a su vez, me desvistió, despacio. Finalmente, quedé desnudo. Ella aún tenía la bombacha puesta. Me di ánimos y se la saqué. Allí estaba. No pude evitar permanecer unos segundos observándola. Era como una segunda capa de labios, posada sobre los labios normales, pero mas gruesos y mas extensos, como dos aletas rosas saliendo de allí dentro. Miré mi pene. Estaba semi-erecto. Ella lo tomó y me masturbó hasta que se endureció por completo. Entonces la penetré. Salvo por una mayor rigidez de la pared vaginal, se sentía igual que todas las otras, húmeda y caliente. Di algunas embestidas y luego ella me recostó en la cama. Se puso encima de mí y comenzó a hacer unos movimientos extraños. En realidad, casi ni se movía. Era como si estuviese empollándome la pija. Solo hacía un pequeño vaivén con la cadera. Y me miraba, concentrada. Ningún gesto de placer. Seria. En algún momento fingí el orgasmo y la aparté de encima. Ella tampoco acabó.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Los mensajes y las llamadas siguieron. Y las declaraciones de amor. De amor y compromiso. Ella estaba totalmente entregada. Yo no sabía bien como reaccionar. Respondía las declaraciones de amor con otras similares y no le quitaba las esperanzas de compromiso. Por aquellos días me mandó algunos de sus cuentos. Dijo que pocas personas habían tenido la oportunidad de leerlos, personas de confianza. Los leí. Más de una vez. Quería estar seguro de lo que pensaba sobre ellos. Finalmente, no me quedaron dudas. La mina tenía el intelecto de un pato electrocutado. Cuando me preguntó, le dije que estaban bien, que siga así.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Continuamos viéndonos. Y seguimos cogiendo. Más de lo que yo hubiese deseado.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Unos cinco meses después dijo que se iba a vivir sola. Estaba buscando casa. Me invitó a vivir con ella. Dijo que ella lo pagaba todo. Que yo me podía dedicar a escribir. No se, dije. Lo digo en serio, quiero hacerlo, dijo ella. Por esos momentos yo ya no la soportaba más. Era el tope de mi resistencia. Estaba casi decidido a dejarla. Pero me dijo eso y lo pensé. Pensé en el tiempo libre. Todo ese valioso tiempo libre para dedicarle a mis escritos. Todo aquel tiempo libre para escribir mi novela, mi obra maestra. Sin tener que cumplir horarios ni tener que lidiar con un retrasado que me de ordenes. Ella se hacía cargo de todo y yo me podía dedicar a escribir. Sin más preocupaciones.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Al otro mes nos mudamos. Era un tres ambientes en Palermo. Había espacio de sobra. En uno de los ambientes, Carla instaló mi estudio. Un escritorio, la silla y la computadora. Solo para mí. En otro estaba el dormitorio, con el armario grande, la cama de dos plazas y el televisor.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Carla partía para el trabajo a las diez de la mañana. Yo me levantaba después del mediodía y encontraba el almuerzo preparado. Solo tenia que calentarlo. Pasaba el día escribiendo mi novela. Mis ideas fluían. Lo estaba logrando. Iba a ser algo grande. Algo muy grande. Al anochecer, Carla llegaba y preparaba la cena. Lo hacía todo. Limpiaba la casa. Lavaba mi ropa. Hacía la cama. Ordenaba. Me compraba cualquier libro que necesitara. Me compraba ropa. Pagaba los servicios. Todo. Y me daba una mensualidad. Después de comer, me pedía leer lo que había escrito. Entonces yo lo imprimía y se lo daba. La dejaba leer en paz. Luego le preguntaba qué le había parecido y ella se deshacía en elogios, decía que yo era un genio, etc. Yo no le hacía caso. Ella se abalanzaba y me besaba. Mi genio, decía. Y cada noche, antes de dormir, exigía sexo y yo la complacía. ¿Qué podía hacer sino?</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Unas siete noches mas tarde, después de comer, me acosté en la cama y prendí la tv. Hice zapping hasta dar con Crash, de Cronenberg. Carla entró en el cuarto y posó su mano sobre la tv. Iba vestida con su camisón, una remera blanca casi transparente que le llegaba hasta las rodillas. Apagó la luz. Se sacó el camisón. Estaba completamente desnuda. Desnuda e iluminada por la tv. En su carne se reflejaba el brillo y los colores de la imagen de Holly Hunter y James Spader cogiendo en un coche chocado. Vi su cuerpo en forma de pera. De la cintura para abajo su piel parecía plástico derretido, como el de esos tachos de basura que la gente quema en la calle. Vi los destellos de la tv sobre sus rodillas de elefante. No había tomado suficiente alcohol para esto. Entonces pensé en Holly Hunter. Holly Hunter vestida de trajecito, con sus mejillas vírgenes, mirándome. Holly Hunter mostrándome un pecho luego de que la chocara y su esposo hubiese muerto en el accidente. Pero Carla se interpuso entre la tv y yo. Holly Hunter se desvaneció y yo quedé solo, en la penumbra, frente a ese cuerpo. Entonces comencé a oírlo. Era como el sonido de un animal masticando algo jugoso. Provenía de ella, de ese cuerpo, de su vagina deforme. Vi como esas pequeñas aletas rosas se agitaban. O eso me pareció, pues en ese momento la tv casi no emitía brillo. Luego el sonido paró. Carla entró en la cama y comenzó a desvestirme. La noté enajenada mientras me besaba aquí y allá. Terminó de desvestirme, tomó mi pene fláccido y me masturbó. Se me puso dura, ella se colocó arriba y la guió dentro. Me recosté en la cama y la observé. Otra vez hacía esos movimientos, casi imperceptibles, con la mirada seria. Y entonces volví a escuchar ese sonido acuoso. Y sentí un olor que no era el olor vaginal habitual, sino un olor como de parto, el olor de parto de un animal. Aparté la piel que le caía sobre el pubis y vi mi pene engullido por su vagina con aletas. Esos labios sobre desarrollados vibraban emitiendo aquel sonido, cada vez más fuerte. Miré a Carla. Dijo: shhh. Me la saqué de encima, me paré, retrocedí dos pasos y dije: ¿Que está pasando?. Se está despertando, dijo ella. ¿Qué?. Abrió las piernas para que pudiera verlo. Una víbora de carne saliendo de su vagina, embadurnada en un liquido viscoso. En su extremo, los labios se abrían y se cerraban, babeando. Acercate, me dijo Carla. La víbora de carne se erguía como una cobra hipnotizada, emergiendo poco a poco. Acercate, volvió a decir. Di un paso adelante y me arrodillé ante ella. No se porqué hice eso, pero cuando lo hice la víbora de carne se abalanzó y sujetó mi cabeza entre sus labios. Tenía la mitad de mi cabeza dentro de su boca. La sentía succionar como una sanguijuela. Carla gritaba de placer. El tono de su voz no era el mismo. Nunca había gritado así. Subió las piernas a mis hombros mientras la víbora de carne seguía exprimiéndome el cerebro. Carla continuó gritando y agitándose de placer. Finalmente, acabó. La víbora me soltó y yo caí al piso, extenuado.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Desperté en el piso y Carla ya no estaba. En la cocina, tomé un vaso de agua y permanecí mirando por la ventana, unas dos horas. Las imágenes de la noche anterior estaban allí, rondando, pero confusas. Todo estaba confuso. No podía pensar con claridad. Después volví a la cama y encendí la tv. Hice un poco de zapping y me aburrí. Tampoco tenía ganas de escribir. Así que regresé a la cocina y permanecí mirando por la ventana hasta que Carla llegó a casa. Me saludó con un beso ruidoso, sujetándome de las mejillas. Parecía muy contenta. La observe mientras cocinaba. Cantaba y cocinaba. Comimos. Nos fuimos a la cama. Y volvió a suceder.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Sucedía por lo menos cuatro veces a la semana, a veces mas, a veces menos. Carla esperaba a que yo acabase para luego apartarse y dejar que la víbora de carne me succionara el cerebro. Otras veces el sexo era normal, o bueno, no era así de extraño, pero Carla jamás acababa en esa forma. Por las tardes, me sentaba frente a la computadora, abría el archivo de la novela y me quedaba allí, petrificado. No sabía cómo continuar. No entendía como yo había podido escribir eso que estaba ahí escrito. Entonces dejé de intentarlo. Ya volvería a tratar mas adelante. Me avoqué a los poemas. Poemas estúpidos. Esos sí que se me ocurrían. Miraba tv y se me ocurría uno tras otro. Todo lo estúpido que me venía a la mente, lo escribía. Estaba descubriendo nuevas fronteras en el campo de la estupidez. Me estaba convirtiendo en el Magallanes de la estupidez. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> <span style="font-size: small;">No fui más al taller de escritura. No tenía qué llevar. No había escrito nada en seis meses. Y cada noche, la víbora de carne me exprimía el cerebro. Los días los pasaba en la cama. Una cama siempre deshecha y apestando a sudor. Miraba tv y escribía los poemas estúpidos. Solo hacía eso. De vez en cuando, encendía la computadora y leía mis cuentos. Era como leer a otro. Se me había escapado el sentido de muchos de ellos. Entonces volvía a la cama a escribir los poemas. Mas poemas estúpido-televisivos. Hubiese podido empapelar el cuarto con ellos.</span></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Una noche, Carla volvió del trabajo, cocinó, y mientras comíamos dijo:</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> - Hace mucho que no me mostras tus escritos.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> - Cierto- dije- Pasa que no estoy escribiendo mucho.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> - ¿Estas bloqueado?</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> - Creo que sí.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> - ¿Nada de nada estas escribiendo?</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> - Bueno, si. Poemas.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> - Qué lindo. Quiero leer ¿Puedo?</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Después de comer imprimí algunos poemas, los mejores. Se los llevé a la cama. La deje leyéndolos y me fui a bañar. Cuando salí le pregunte qué le parecieron.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> - Están bien- dijo. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Solo eso. No hubo el entusiasmo de otras veces, ni los elogios de otras veces. Los poemas estaban bien. Nada mas. Luego Carla se desvistió, me desvistió, cogimos y la víbora de carne se me prendió a la cabeza.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Dos meses mas tarde ya ni era capaz de escribir los poemas estúpidos. Me despertaba en la cama y allí me quedaba hasta que Carla me llamaba a cenar. No almorzaba. No salía de la casa. Cagaba y meaba, eso sí, y me bañaba, pero cada vez menos. Miraba tv todo el rato. Carla llegaba y yo ya ni le hablaba. En cambio, ella me contaba con lujo de detalles todo lo que había hecho en el trabajo. Todos los chismes, todas las historias, con gran elocuencia. La habían cambiado de puesto y ahora tenía mas tiempo libre para escribir. Y lo estaba aprovechando. Lo estaba aprovechando en grande. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Al año siguiente, un 6 de abril, publicó su primer novela. El 7 de abril me dejó. Dijo que me podía quedar con el departamento y la tv. Reunió sus cosas y se fue. Mas tarde supe de su relación con un escritor uruguayo en boga. La novela fue un éxito de ventas y de crítica. El nombre de Carla aparecía en las calles y en la televisión. En las revistas culturales la comparaban con los grandes. Entonces compré la novela para ver de qué se trataba. No entendí nada. </span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br />
</span></div><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br />
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<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br />
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<em><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Noúmeno</span></em></div>Thomas Hawkhttp://www.blogger.com/profile/03923447565287860448noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-5624220330880541446.post-82309115651311269942010-03-06T15:58:00.000-08:002010-03-07T19:39:16.347-08:00Poemas televisivos (Primera entrega)<div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none;"></div><object height="295" width="480"><param name="movie" value="http://www.youtube.com/v/lgo3Hb5vWLE&hl=en_US&fs=1&rel=0&color1=0x234900&color2=0x4e9e00"></param><param name="allowFullScreen" value="true"></param><param name="allowscriptaccess" value="always"></param><embed src="http://www.youtube.com/v/lgo3Hb5vWLE&hl=en_US&fs=1&rel=0&color1=0x234900&color2=0x4e9e00" type="application/x-shockwave-flash" allowscriptaccess="always" allowfullscreen="true" width="480" height="295"></embed></object><br />
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<br />
<div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none;">Alguien puede creer que jared leto sea un yonkie?</div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none;">Los yonkies son tipos feos, sucios, despreciados.</div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none;">Están ahí tirados en los callejones, en las puertas de las iglesias, <br />
en el frio, </div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none;">bajo sus mantas apestosas.</div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none;">Jared leto es un chico del jet set, <br />
con su carita perfecta.</div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none;">Jamas sería un yonkie</div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none;">Y la otra. Jennifer Conelly se llama?</div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none;">Con esa carita de puritana frígida.</div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none;">Trola?</div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none;">No me jodan.</div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none;"><br />
</div><br />
<br />
<br />
<div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none;"><em>Steve Mc Queen</em></div><div class="separator" style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; clear: both; text-align: center;"><br />
</div>Thomas Hawkhttp://www.blogger.com/profile/03923447565287860448noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5624220330880541446.post-70313273532268572082010-03-03T19:47:00.000-08:002010-03-03T20:08:53.678-08:00Buffalo BillVolvemos con e.e. cummings, a riesgo de ser reiterativos.<br />
<br />
<b>Buffalo Bill</b><br />
<br />
<div style="color: #f1c232;"><span style="font-family: Arial; font-size: 14px;">Buffalo Bill's<br />
defunct<br />
who used to<br />
ride a watersmooth-silver<br />
stallion<br />
and break onetwothreefourfive pigeons justlikethat<br />
Jesus<br />
he was a handsome man<br />
and what I want to know is<br />
how do you like your blue-eyed boy<br />
Mister Death </span></div><br />
Bueno, lo puse sobre todo por el séptimo verso, que me parece que funciona como pivote. Lo genial es que no tiene exclamación (Jesus!) y eso da pie a la ambigüedad a partir del siguiente verso. Qué sé yo, me pareció cuando lo leí.<br />
Y otra cosa: el sexto verso, super acelerado como un galope, y en el siguiente, un respiro. El cambio de ritmo me pareció muy bueno.<br />
Estoy colgado, pero quizás siga el chino. Bueno, seguramente lo haga: quiero darle una muerte un poco más digna a ese texto.Thomas Hawkhttp://www.blogger.com/profile/03923447565287860448noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5624220330880541446.post-70597226718199166102009-12-29T02:45:00.000-08:002009-12-29T02:46:51.907-08:00historias de la mera existenciaEste video lo encontré ayer. Después vi varios, y me resultaron divertidos.<br /><br /><object width="425" height="344"><param name="movie" value="http://www.youtube.com/v/hpedWBf8xzg&hl=es_ES&fs=1&"></param><param name="allowFullScreen" value="true"></param><param name="allowscriptaccess" value="always"></param><embed src="http://www.youtube.com/v/hpedWBf8xzg&hl=es_ES&fs=1&" type="application/x-shockwave-flash" allowscriptaccess="always" allowfullscreen="true" width="425" height="344"></embed></object>Thomas Hawkhttp://www.blogger.com/profile/03923447565287860448noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-5624220330880541446.post-89159992941415183812009-12-27T22:50:00.000-08:002009-12-27T23:09:35.597-08:00PasserAcá va un poema de un all star de la literatura latina: Gaius Valerius Catullus. El poema y la traducción los saqué de un blog cuyo nombre no recuerdo; pero bueno, agradecido por la traducción (no pude encontrar la que hice yo con la ayuda de un buen amigo (bueno, que hizo mi amigo y de la cual yo me acaparo un poco de crédito para no quedar zapatero, pero en fin, la perdí, no hay más conflicto y esta es muy parecida)).<br /><br /><span style="font-family: times new roman;"><span style="font-size: 130%;"><span style="font-size:100%;"><em>Lugete, o Veneres Cupidinesque,<br />et quantum est hominum uenustiorum:<br />passer mortuus est meae puellae,<br />passer, deliciae meae puellae,<br />quem plus illa oculis suis amabat.<br />nam mellitus erat suamque norat<br />ipsam tam bene quam puella matrem,<br />nec sese a gremio illius mouebat,<br />sed circumsiliens modo huc modo illuc<br />ad solam dominam usque pipiabat;<br />qui nunc it per iter tenebricosum<br />illud, unde negat redire quemquam.<br />at uobis male sit, malae tenebrae<br />Orci, quae omnia bella deuoratis:<br />tam bellum mihi passerem abstulistis.<br />o factum male! o miselle passer!<br />tua nunc opera meae puellae<br />flendo turgiduli rubent ocelli.</em><br /><br />Laméntense, oh, Venus y Cupidos,<br />y todas las personas llenas de encanto:<br />ha muerto el gorrión de mi niña,<br />gorrión, objeto de afecto de mi niña,<br />a quien ella amaba más que a sus ojos,<br />pues era dulce como la miel y conocía a su dueña<br />en persona, tan bien como la niña a su madre,<br />y no se movía del seno de ella,<br />sino que saltaba alrededor, ora aquí, ora allí,<br />siempre piaba a su única dueña;<br />ahora él va por un camino tenebroso,<br />aquel, donde niegan el regreso a quien sea.<br />Sin embargo, que haya mal para ustedes, malvadas tinieblas<br />del Orco, las que devoran todas las cosas buenas:<br />me quitaron tan bonito gorrión.*<br />¡Oh, mal hecho! ¡Oh, pobrecillo gorrión!<br />Por tu acción, ahora los ojitos<br />de mi niña están rojos e hinchados de llorar.<br /><br />* Acá me atreví a cambiar algo de la traducción que hizo el camarada blogger. En este verso decía "me quitaron tan buen gorrión". Hubiese quedado un poco más "power" una traducción castiza: "me quitásteis un gorrión tan bonito ". Habría que modificar todas las segundas personas del plural, pero lleva mucho tiempo, no tengo el diccionario a mano para chequear la traducción, y estamos en medio de una carrera contrarreloj.<br /></span></span></span>Thomas Hawkhttp://www.blogger.com/profile/03923447565287860448noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5624220330880541446.post-79701388282810962102009-12-27T02:18:00.000-08:002009-12-27T02:58:04.681-08:00El flaneur de LautaroEl título miente. Un flaneur recorre la ciudad sin rumbo; el personaje del cual voy a escribir, es una persona tan sedentaria como cualquiera de nosotros, o quizás un poco más. Su mérito, sin embargo, es ser sedentario en la calle y teniendo una ciudad de millones de habitantes a su disposición, con esquinas amplias, parques y demás.<br /><br /> El sujeto en cuestión eligió la esquina de Lautaro y Alberdi para vivir. No es un vagabundo, porque un vagabundo "vaga" sin rumbo fijo (como el flaneur, supongo, pero menos cool y más pobre). Este muchacho, como dije, es sedentario. Tampoco es un mendigo: nunca pide nada; las cosas que posee (un colchón desgastado por la intemperie, una botella de coca rellenada con agua, mate (se puede ver la yerba infaltablemente desparramada por la esquina), unas galletitas, y tan sólo una vez, lo vi variar su dieta con un tetra y una botella de vodka) las obtiene de una forma misteriosa. Sólo sé que siempre tiene plata para comprar cigarrillos.<br /><br />En fin, el tipo tiene otra virtud, a saber, el misterio. El misterio es lo que motiva estos párrafos. El misterio de ser un outsider a la máxima expresión, porque no entra en ninguna categoría de outsider.<br /><br />¿Por qué la esquina de Lautaro y Alberdi? El tipo vivía en Riccio y Alberdi, pero en la esquina hay una casa. Supongo que al dueño no le gustó que viviera debajo de la ventana de su living. La elección de la esquina de Lautaro (a media cuadra de Riccio) le causó menos problemas, porque en esa esquina hay un baldío. Y va a ser tierra baldía por mucho tiempo, hasta que amplíen Alberdi, ya que está prohibido construir ahí a causa de este proyecto que se pospone permanentemente. Si "humanizamos" esa esquina podríamos decir que es una outsider por dos motivos:<br /> El primero está relacionado con el "boom" de construcción de edificios. Resiste al boom por la causa esgrimida anteriormente.<br /> El segundo tiene que ver con un hecho que me resulta muy curioso: en el paredón que delimita el baldío, un vecino improvisó un cartel que indica el nombre de la calle. Es decir, esa esquina también resiste al dominio estatal desde que un privado se tuvo que hacer cargo de señalizarla. El vecino generoso hizo el cartel a imagen y semanjanza de los carteles del otro lado de la General Paz: azul con letras blancas. Es quizás una esquina que escapa de la ciudad y donde lo diferente empieza a tomar color.<br /><br /> En mi caso, como transeúnte asiduo de Alberdi, la opción del "tipo de la esquina" (no sé cómo llamarlo) significo que esa dicha esquina no me pase desapercibida y que resuelte un lugar que organiza el caos de la ciudad.<br /> Me explico: en la ciudad, hasta en las calles que más frecuentamos, solemos ver un montón de rostros fugazmente y que se borran inmediatamente de nuestra memoria. En cambio, yo sé que es tipo va a estar ahí. Siempre está, salvo los días de lluvia, en los cuales sólo se quedan sus cosas; respecto a éstas, la gente guarda un respeto reverencial simplemente porque carecen de todo valor. En este momento puedo recordar al tipo con nitidez.<br /><br /> Es llamativo como los lugares en la ciudad cobran significado de maneras tan disímiles. La esquina de Lautaro va a tener gran relevancia para mí; al nivel del Congreso, la Plaza de Mayo y otros lugares cuya relevancia comparto con la mayoría de los porteños. La única diferencia es que el lugar al que me refiero tiene una relevancia con una fecha de vencimiento inevitable. Y esa diferencia (la palabra diferencia me parece clave) es lo que marca esta entrada; diferencia que hace que la ciudad en la que el estado pretende que reine la racionalidad y el orden (por suerte esto se les escapa seguido), aparezca lo incomprensible, el misterio, lo inclasificable. El tipo de Lautaro logra vivir al margen lejos de la frontera, y eso es un logro admirable. Este es mi humilde homenaje.Thomas Hawkhttp://www.blogger.com/profile/03923447565287860448noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5624220330880541446.post-23610531247635799552009-12-24T12:26:00.000-08:002009-12-24T12:27:42.443-08:00we hate caps<p style="text-align: justify;margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; font: normal normal normal 12px/normal Helvetica; ">la gente que trabaja de lo que le gusta es cobarde. hay que trabajar de algo que uno odie, o no sienta ningún tipo de identificación, y luchar por salir adelante entre la mierda con lo que uno quiere. trabajar de lo que a uno le gusta es una porquería, sólo te vuelve un mejor técnico, pero uno simplemente lo aplica para seguir trabajando de lo que a uno le gusta, pero para otros, no se realiza, el valor de ser el que determine cuándo está bueno lo que uno hace...</p> <p style="text-align: justify;margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; font: normal normal normal 12px/normal Helvetica; ">tener la vida arreglada, poder prescindir del sufrimiento, total, realmente cambia que haya un lugar al que volver, y una estructura que te asimila, te hace mierda, te suena mucho mejor que alguien que te pide que la sueltes, que destruyas todo a la mierda y puedas jugártela al pedo por algo que no tiene garantía. es horrible jugar a las cartas con alguien que tiene tres mazos. tendría que haber una ley al respecto. imposibilitar el amor interclasístico. </p><p style="text-align: justify;margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; font: normal normal normal 12px/normal Helvetica; "><br /></p><p style="text-align: justify;margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; font: normal normal normal 12px/normal Helvetica; "><br /></p><p style="text-align: justify;margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; font: normal normal normal 12px/normal Helvetica; ">A.N.<span class="Apple-tab-span" style="white-space:pre"> </span></p>Thomas Hawkhttp://www.blogger.com/profile/03923447565287860448noreply@blogger.com0