domingo, 15 de enero de 2012

La colección indisciplinada

Toda mi admiración se centra en aquella gente que se aboca en proyectos absurdos; sin destino; sin dinero de por medio.
El coleccionista debería ser el héroe nacional.
Pero no el coleccionista discipilinado. El que colecciona por coleccionar. El que colecciona sabiendo que un día, puede tirar a la mierda toda su colección y no sentir remordimiento alguno. Es decir, aquellos que saben que la colección se termina cuando se pierde la ansiedad.
Ojalá fuese un coleccionista. Es el sueño de mi vida, ¿es tan difícil? Simplemente coleccionar porque el amor a los objetos es más fuerte y predecible que los seres humanos. La colección del que rechaza el amor inestable, y las relaciones inestables con los seres humanos; aquel que le dedicó amor y fidelidad a los nobles, hermosos, inertes objetos que siempre estarán con él a menos que suceda un incendio, un tsunami, o una tragedia parecida.
Una tragedia de verdad. Una tragedia peor que la bendición de la muerte.
El amor a las cosas es el amor perdurable. Ya murió la poesía amorosa: el objeto amado es aquel que quiero hoy, no un ser humano.
La humanidad puede morirse y no va a interesar un carajo. En el cataclismo, lo único que voy a preguntar es: ¿dónde está mi colección? ¿No vas a arriesgar tu vida para salvar mi colección, hijo de puta? ¿Vas a dejar morir a todo lo que amo y que le da sentido a mi vida?
Mañana la voy a tirar a la basura, pero hoy es mi Jesús, el que me protege de todo mal. Cuando yo crucifique a ese Jesús, voy a conseguirme a uno nuevo.
Es que no hay uno solo.

El coleccionista tiene una relación simbiótica y despojada de su colección. El verdadero, al menos. El verdadero, en cada colección heteróclita, rechaza la trascendencia, y se burla de la vida. Tomarse la vida en serio, ¿no es estúpido?

Sólo la vas a pasar bien cuando te burles de esa hija de puta. Los estúpidos se la toman en serio. Odian la vida. Todos sus esfuerzos se limitana defenderse de sus sufrimientos.

El coleccionista es el verdadero héroe. Se burla de ella, se burla se sus sufrimientos. Son parte de la mierda que no eligió. Se puede elegir el absurdo y la inanición: las elecciones más valientes. un senior de Deloitte no lo entendería. Eligiría la muerte más cómoda. Bien por el o por ella, pero tiene que saber que el ferétro no es tan cómodo, y ahí va a pasar todo el tiempo que dure esto; tiempo del cual, los optimistas se desviven por decir que es eterno.
Me provoca ternura el optimismo de los de la humanidad eterna. Piensan que brindan consuelo; pero presentan la verdad mas triste: tu cuerpo va a pasar la mayor parte del tiempo en un féretro o en una urna funeraria olvidada, No entiendo como eso da consuelo.
Gracias a Dios no vivimos eternamente; esa la mayor gracia divina.
Confieso que me gustaría ser el último. Pasaría unos cinco días de puta madre sin ustedes, antes de morir, Después no me voy a acordar, pero esos días son los mejores de la historia de la humanidad.
Los mejores días de la historia de la humanidad son mis mejores días. Y al carajo todos. Tengo un par de objetos que valen más que la humanidad entera. Porque son míos.
La gente que me rodea, no.

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