jueves, 10 de julio de 2008

haceme a diario

Ella sale de su trabajo. Suena oasis. Se saca el delantal de camarera. Se saca el palito del pelo y se lo suelta. Se acomoda la pollera, sacudiéndose unas miguitas. Pasa un tipo en moto de delivery. Le grita “Eh, rubia, te quiero comer todos los pliegos de la concha”.
Ella lo mira y le hace fuck you. Mientras da un paso más, la moto hace mucho ruido pero no avanza rápido. Levanta una rama del piso se la tira al tipo. No le pega, pero le cae cerca. El semáforo se pone en rojo y el gil del scooter acelera, pasa y esquiva a un 24 a último momento. Ella se queda murmurando puteadas, y para en un quiosco. Se pide un pebete y se sienta en una mesita afuera. El quiosco tiene unos bancos y una especie de barra ocasional, en la que está sentado un flaco. El sol está pegando bajito y anaranjado, pero con un resto de tres horas mínimo. No hay angustia. No hay nieve, por más que sea 9 de julio. Él se toma un trago de la cerveza que tiene en la mano, y se acerca a ella.
-Necesito ayuda con algo
Ella lo mira y no responde. Todavía se acuerda del pendejo de delivery y piensa que todos los boludos decidieron salir un feriado a romperle las bolas.
-Te estoy interrumpiendo la merienda, disculpá. Te pido unas opiniones y te dejo en paz.
Ella lo mira medio de costado. Justo empieza a sonar Oasis en la radio del quiosco. Ella sonríe. Él ve que sonríe y argumenta.
-Sos una nostálgica de los noventa, está bien. La información es poder. Ahora yo sé que te gusta el brit pop. Vos todavía no sabés nada de mí. Yo tengo el poder de los datos en este momento.
-Y yo tengo el poder de no seguirte la charla.
-Sí, es cierto, ese era mi temor. Pero entraste en el código. Ya me seguiste, entonces estás jugando al mismo juego. Ya está todo aclarado para que te pregunte mis dudas. No importa que yo no sea tan lindo como el actor que me va a interpretar.
Ella lo mira, suspira y mira para otro lado.
-Necesito entretener a una chica.
Ella ni lo mira, pone cara de densitud y sigue en la suya.
-Me estás haciendo el vacío, con lo que me costó sacarte una palabra.
-No me jodas más, pervertidito, Andá a tomar una birra tranquilo.
-Bien, se me hace difícil, no puedo llevarte mucho más lejos en este momento. Sólo atraer tu atención. Tengo un personaje de mujer que dice que su vida es aburrida. No sé si entendés lo que significa eso. Casi la vida de todos es aburrida, todos tienen cierto miedo a ver que no están caminando hacia ningún lugar. Algunas vacaciones. Entonces, el protagonista, que soy yo, se decide a laburar para entretenerla.
-¿Vos sos el protagonista de esta historia? ¿Qué, estás escribiendo los problemas con tu novia?
-No, no me entendés. Yo no estoy escribiendo nada. Yo soy el protagonista. El que escribe esto se hará cargo de sus problemas. Yo simplemente vivo su idea, y ahora tengo que resolverlo. Pero no se me ocurren cosas ciertas. Se me ocurrió ir a patinar sobre hielo...
-Es una cagada patinar sobre hielo. A mi no me copa.
-No, a ella tampoco, por eso estoy buscando otra cosa. No quiero caer en la de la reserva ecológica.
-No, es cualquiera, es la típica de hacerse el loco. Yo iba ahí cuando tenía 17.
-En realidad yo no nunca fui, pero tengo ganas de hacer algo más tranquilo. Bah, tranquilo a nivel social, que no tengo carga de que estamos haciendo lo que hacemos. Aunque sea ir a tirar petardos a la República de los Niños.
-No me gustan los petardos. ¿Por qué no te tomás una pepa y te vas para el río?
-No creas que no la pensé, pero no tengo ganas de que estemos en cualquiera. Quiero que sea algo totalmente insidioso en su vida, que se meta en sus martes por la tarde de una forma tajante. A ella le gusta lo estético, lo vulnerable a la vista. Había pensado hacer un stencil.
-¿Pero querés hacer algo que la divierta por siempre?
-No entiendo, ¿cómo por siempre?
-No, no sé qué pretendés con ella. Si querés cambiarle la vida, si querés hacerla pasar una experiencia inolvidable... o si nada más te la querés coger.
-No es tan polarizado. Por esos razonamientos estas charlas están en su mayoría condenadas al fracaso. Quiero cogérmela, obvio. Pero va por otro lado. No busco la experiencia que destape sus sentidos. Soy un obrero de su instinto. Día a día, semana a semana quiero ir agregando las rutinas rotas que construyan el trampolín del que se quiere tirar. Y creo que eso eventualmente va a mejorar el sexo. Es lógico. Bah, esperable. Deseable. No sé si me explico. Si empezamos a compartir esas rupturas... Pero hablo como un académico de algo mucho más simple. ¿Cómo logro que este personaje salga por un par de horas de su vida y se cague de risa un rato conmigo? ¿Se te ocurre algo?
-La del stencil es buena. Tiene la emoción clandestina, tiene el hecho artístico. Es la expresión por la expresión. Y vos serías el motor de eso...
-Claro, yo simplemente tengo que funcionar en este contexto que me escribieron, yo soy el que tiene que entrentenerla.
-Llevarla al cine es muy banal...
-Ahí va, va por ese lado. Estaría muy bien ir al cine, pero tiene que tener algo de espectacular. Hay algo de escapar a lo burgués de alguna forma sutil y humilde.


(continuará)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ey, ¡te hacés rogar!¡Llevamos esperando 8 días!
Saludos.