domingo, 28 de septiembre de 2008

Intervalo doloroso - Fernando Pessoa

Tudo me cansa, mesmo o que me não cansa. A minha alegria é tão dolorosa como a minha dor.
Quem me dera ser uma criança pondo barcos de papel num tanque de quinta, com um dossel rústico de entrelaçamentos de parreira pondo xadrezes de luz e sombra verde nos reflexos sombrios da pouca água.
Entre mim e a vida há um vidro ténue. Por mais nitidamente que eu veja e compreenda a vida, eu não lhe posso tocar.
Raciocinar a minha tristeza? Para quê, se o raciocínio é um esforço? E quem é triste não pode esforçar-se.
Nem mesmo abdico daqueles gestos banais da vida de que eu tanto quereria abdicar. Abdicar é um esforço, e eu não possuo o de alma com que esforçar-me.
Quantas vezes me punge o não ser o manobrante daquele carro, o cocheiro daquele trem! qualquer banal Outro suposto cuja vida, por não ser minha, deliciosamente se me penetra de eu querê-la e se me penetra até de alheia!
Eu não teria o horror à vida como a uma Coisa. A noção da vida como um todo não me esmagaria os ombros do pensamento.
Os meus sonhos são um refúgio estúpido, como um guarda-chuva contra um raio.
Sou tão inerte, tão pobrezinho, tão falho de gestos e de actos.
Por mais que por mim me embrenhe, todos os atalhos do meu sonho vão dar a clareiras de angústia.
Mesmo eu, o que sonha tanto, tenho intervalos em que o sonho me foge, então as coisas aparecem-me nítidas. Esvai-se a névoa de que me cerco. E todas as arestas visíveis ferem a carne da minha alma. Todas as durezas olhadas me magoam o conhecê-las durezas. Todos os pesos visíveis de objectos me pesam por a alma dentro.
A minha vida é como se me batessem com ela.

Traducción que encontré por ahí:

Todo me cansa, hasta lo que no me cansa. Mi alegría es tan dolorosa como mi dolor.
Quien me diera ser un niño poniendo barcos de papel en un estanque de la quinta, con un dosel rústico de redes de parral poniendo ajedreces de luz y sombra verde en los reflejos sombrios de la poco agua.
Entre yo y la vida hay un vidrio tenue. Por más nitidamente que yo vea y comprenda la vida, yo no la puedo tocar.
¿Razonar mi tristeza? ¿Para qué si el raciocinio es un esfuerzo? Y quien está triste no puede esforzarse.
Ni siequiera abdico de aquellos gestos banales de la vida de los que yo tanto querría abdicar. Abdicar es un esfuerzo, y yo no poseo el alma con que esforzarme.
¿Cuántas veces me aflige no ser el accionador de aquel coche, el conductor de aquel tren! ¡Cualquier banal Otro supuesto cuya vida, po rno ser mía, deliciosamente me penetra para que yo la quiera y se me finge ajena!
Yo no tendría el horror a la vida como una Cosa. La noción de la vida como un Todo no me aplastaría los hombros del pensamiento.
Mis sueños son un refugio estúpido, como un paraguas contra un rayo.
Soy tan inerte, tan falto de gestos y de actos.
Por más que por mí me interne, todos los atajos de mi sueño van a dar a claridades de angustia.
Incluso yo, el que sueña tanto, tengo intervalos en los que el sueño me huye. Entonces las cosas me parecen nítidas. Se desvanece la neblina en la que me cerco. Y todas las aristas visibles hieren la carne de mi alma. Todas las durezas miradas me duele saberlas durezas. Todos los pesos visibles de onjetos me pesan por dentro del alma.
La vida es como si me golpeasen con ella.

3 comentarios:

Thomas Hawk dijo...

La traducción, ahora que la veo, es bastante mala. Después la corrijo.

Thomas Hawk dijo...

Por otro lado, no recomiendo para nada las traducciones de Santiago Kovadloff; son un desastre.
Me parece que escribe su propio poema. El vicio de los maltraductores como yo es apegarse demasiado a la letra del poema que pierda ciertas cosas en castellano. Pero a los que asesinan los poemas traduciéndolo caprichosamente, los maltraductores no lo podemos ver. Y menos cuando pagamos más de 30 pesos por una edición de poemas de Pessoa adaptados, no traducidos, por Kovadloff.

New York dijo...

excellente!