viernes, 8 de agosto de 2008

Manual para desesperar correctamente

Hay dos regímenes de desesperación: la desesperación lenta, la resignación activa ("Te amo, como es preciso amar, en la desesperación") y la desesperación violenta: un día, después de no sé qué incidente, me encierro en mi habitación y rompo en sollozos: me lleva una ola poderosa, asfixiado de dolor; todo mi cuerpo se resiste y se revuelve: veo, como en un relámpago claro y frío, la destrucción a la que estoy condenado. Ninguna relación con la humillación insidiosa y en suma civilizada de los amores difíciles; ninguna relación con el pasmo del sujeto abandonado: no me autocompadezco. Es puro como una catástrofe: "¡Estoy perdido!"


Barthes, Roland, 2006. Fragmentos de un discurso amoroso, Buenos Aires: Siglo XXI editores.

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