jueves, 24 de abril de 2008

Dandy

La avenida Pueyrredón, a las 17 un día de semana, está atestada de gente. Espontaneamente los peatones se organizan en carriles según en qué dirección circulan. Adelante mío en el carril que se dirgía en dirección Once-Santa Fe iba un tipo alto, delgadísimo, de traje y sombrero. Iba con la frente alta, nunca miraba a los costados y caminaba con paso decido, seguro y ligero, sin mirar para los costados. Parecía bastante arrogante, por cierto.
En un momento pisa en falso, seguramente traicionado por su andar avasallante.
Pisó mierda. Pero no un poco, sino abundante y fresca; una de esas pisadasdemierda que te hacen patinar, por lo general. Por lo general, digo, porque el no resbaló ni un poco. Dejé de caminar impresionado por la magnitud del desastre. El tipo no; siguió con el mismo paso decidido, sin importarle o sin darse cuenta de lo sucedido.
Nos reímos. Somos unos estúpidos.

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