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jueves, 24 de marzo de 2011

Páprika (borrador, primeros renglones)

Dormía. Un velador con una lámpara 75 watts encendido. Al lado, un reloj Tressa cuarenta minutos atrasado. Un libro acerca del Sha de Irán al lado de la cama, señalado en la página 150 por un fixture del mundial de Sudáfrica.
Soñaba un orgasmo. Un orgasmo larguísimo, que lo hizo entrar en pánico: "¿y si este orgasmo no termina nunca?". Estaba agotado y asustado. Y el orgasmo seguía.

Se acaba de despertar. El orgasmo felizmente había terminado, pero dejó sus secuelas. Estaba incómodo con el calzoncillo empapado en semen. Eran las 5:30 (hora Tressa). Se levantó inmediatamente para darse una ducha, con el corazón corriendo los 100 metros llanos. Sólo recordaba la última instantánea del sueño: la cara ensangrentada de una chica. No se acordaba que hubiese habido escenas de violencia. En verdad, el orgasmo consumía todo lo que podía recordar de esa noche. Se divirtió por un instante cuando concluyó que debía hacer muchas más cosas mientras dormía que en las horas de vigilia. Es cierto que no está teniendo días muy agitados últimamente.

El Sha está en problemas. El pueblo, desesperado, copa las calles de Teherán. No les importa morir. En Irak, Jomeini espera su momento. El duodécimo Imán volverá y se proclamará líder absoluto de la República Islámica de Irán.
Dejó el libro a un lado cuando le vino a la memoria el partido Irán contra Estados Unidos en el mundial de Francia. Ganó Irán 1 a 0. Un equipo boliviano se llama Oriente Petrolero. Pareciera que las palabras “oriente” y “petróleo” estuvieran unidas indisociablemente en el mundo, una relación simbiótica entre ambas, el cambio de paradigma de la fascinación del exotismo por el crudo de las entrañas. En las provincias orientales de Bolivia está el petróleo; en occidente, el altiplano, el enclaustramiento, el sueño de bajar corriendo la cordillera y sumergirse en un mar lleno de barcos peruanos y bolivianos hundidos hace más de un siglo. Toda la vida humana se cifra en una palabra: líquido.

Juan José Ceniza pensaba en esas cuestiones mientras se limpiaba meticulosamente los rastros del líquido de la vida, el líquido de la felicidad y la desgracia; como todo líquido, en definitiva.

viernes, 18 de marzo de 2011

La conquista del mundo y Alexandre en el siglo XXI

Me tiene un poco frustrado el asunto de tener que escribir una monografía sobre el Libro de Alexandre. La frustración que padezco tiene una doble vertiente:por un lado, la carencia de ideas sobre qué escribir; por otro lado, aun mucho más relevante, la cuestión de cómo puede encajar el mencionado trabajo en mi misión vital de conquistar el mundo.
El protagonista del Libro lo logra, sin duda. Casi se podría decir que en la materia propia del trabajo tendría que estar la clave de resolución de este dilema que me obsesiona y me tortura. La realidad, sin embargo, es que no encuentro la manera de que la monografía encaje de una forma coherente en mi noble aspiración y que termine cayendo inexorablemente en la indiferencia de la población mundial.
Pero también puedo decir que la frustración proviene en parte, justamente, de la materia sobre la que tengo que escribir. El protagonista, a mi edad, ya había conquistado buena parte del mundo; yo estoy en pañales, en la elaboración meramente teórica de un plan coherente en que las piezas encajen a la perfección para derivar en el inevitable triunfo de la empresa de conquista.
Estoy perdido en un laberinto cubierto de representaciones gigantes de Alejandro Magno que me pueden hacer perder tiempo valioso. Me es preciso tener en cuenta que el principal enemigo de las personas señaladas por un "destino vacilante" a conquistar el mundo es nuestro reloj biológico, la certeza de que la muerte puede tornar mi desorientación frustrante en una nimiedad.
Es mi primera encrucijada como héroe y en ella se cifra el futuro de la humanidad. Menudo problema.

viernes, 18 de febrero de 2011

Volvimos por tu atención

Creo que termina el parate. Empieza un nuevo año, y como todos los años, regresán las cosas viejas. A veces un poco tuneadas, a veces no tanto. No importa.
Lo que sí importa es que se acaba de abrir la inscripción 2011. No hace falta que explique como es el trámite, ya saben, nada nuevo al respecto.
Los desafíos siguen siendo los mismos y la balanza de logros sigue siendo negativa (quizás un poco más que ayer por el paso del tiempo que nos arrastra inexorablemente hacia...quién sabe dónde)pero seguimos yendo obstinadamente hacia... bueno, ni idea. Quizás lo que importe sea el viaje y el camino.

Esto fue simplemente el puntapié inicial del segundo tiempo. Carpe diem (¿carpe blogem?)

Saludos.

jueves, 29 de julio de 2010

Estado del tiempo

Son las 7:35 de la mañana. El Lugar más frío del país es La Quiaca, con 6 grados bajo cero de temperatura.
Me levanté con DNI brasilero. Todo se está poniendo brasilero.
Me di cuenta en Bellagamba hace un par de días; paradójicamente, alrededor de retratos de gardel y trastos nacionales de principios de siglo XX. En el centro del salón había una mesa enorme, poblada de gente de todas las edades. Hablaban en portugués a los gritos. No alcanzaba a escuchar lo que se decía en mi mesa y asentía a todo lo que me decían. A los brasileros los escuchaba perfectamente. No me culpo por la indiferencia hacia mi mesa, porque el espectáculo recién se estaba gestando, algo diferente estaba siendo sacado con pinzas y llorando a los gritos.
Sin motivo alguno, desde la mesa dominante empezaron a surgir palmas. Al principio, palmas tibias, perofueron creciendo hasta que las decenas de manos empezaron a arder.Después empezaron a bailar, y algunos, además de bailar, empezaron a cantar. Eran las 19:35 de la tarde de un miércoles.
La barra del lugar demagógicamente empezó a pasar temas brasileros. Más leña al fuego. El baile y las palmas ya no eran más espontáneas, sino legitimadas por el porteñísimo Bellagamba. El resto del bar siguió el espectáculo con afectada indiferencia, salvo un par de valientes que quisieron sumar sus palmas a las de los brasileros, pero no tardaron en darse cuenta de lo ridículo del intento, y desistieron.
Son las 7:48 de la mañana y está sonando Menina Flor, a unas 50 cuadras de distancia, y estoy buscando desesperadamente a Ivete Sangalo.

domingo, 27 de diciembre de 2009

El flaneur de Lautaro

El título miente. Un flaneur recorre la ciudad sin rumbo; el personaje del cual voy a escribir, es una persona tan sedentaria como cualquiera de nosotros, o quizás un poco más. Su mérito, sin embargo, es ser sedentario en la calle y teniendo una ciudad de millones de habitantes a su disposición, con esquinas amplias, parques y demás.

El sujeto en cuestión eligió la esquina de Lautaro y Alberdi para vivir. No es un vagabundo, porque un vagabundo "vaga" sin rumbo fijo (como el flaneur, supongo, pero menos cool y más pobre). Este muchacho, como dije, es sedentario. Tampoco es un mendigo: nunca pide nada; las cosas que posee (un colchón desgastado por la intemperie, una botella de coca rellenada con agua, mate (se puede ver la yerba infaltablemente desparramada por la esquina), unas galletitas, y tan sólo una vez, lo vi variar su dieta con un tetra y una botella de vodka) las obtiene de una forma misteriosa. Sólo sé que siempre tiene plata para comprar cigarrillos.

En fin, el tipo tiene otra virtud, a saber, el misterio. El misterio es lo que motiva estos párrafos. El misterio de ser un outsider a la máxima expresión, porque no entra en ninguna categoría de outsider.

¿Por qué la esquina de Lautaro y Alberdi? El tipo vivía en Riccio y Alberdi, pero en la esquina hay una casa. Supongo que al dueño no le gustó que viviera debajo de la ventana de su living. La elección de la esquina de Lautaro (a media cuadra de Riccio) le causó menos problemas, porque en esa esquina hay un baldío. Y va a ser tierra baldía por mucho tiempo, hasta que amplíen Alberdi, ya que está prohibido construir ahí a causa de este proyecto que se pospone permanentemente. Si "humanizamos" esa esquina podríamos decir que es una outsider por dos motivos:
El primero está relacionado con el "boom" de construcción de edificios. Resiste al boom por la causa esgrimida anteriormente.
El segundo tiene que ver con un hecho que me resulta muy curioso: en el paredón que delimita el baldío, un vecino improvisó un cartel que indica el nombre de la calle. Es decir, esa esquina también resiste al dominio estatal desde que un privado se tuvo que hacer cargo de señalizarla. El vecino generoso hizo el cartel a imagen y semanjanza de los carteles del otro lado de la General Paz: azul con letras blancas. Es quizás una esquina que escapa de la ciudad y donde lo diferente empieza a tomar color.

En mi caso, como transeúnte asiduo de Alberdi, la opción del "tipo de la esquina" (no sé cómo llamarlo) significo que esa dicha esquina no me pase desapercibida y que resuelte un lugar que organiza el caos de la ciudad.
Me explico: en la ciudad, hasta en las calles que más frecuentamos, solemos ver un montón de rostros fugazmente y que se borran inmediatamente de nuestra memoria. En cambio, yo sé que es tipo va a estar ahí. Siempre está, salvo los días de lluvia, en los cuales sólo se quedan sus cosas; respecto a éstas, la gente guarda un respeto reverencial simplemente porque carecen de todo valor. En este momento puedo recordar al tipo con nitidez.

Es llamativo como los lugares en la ciudad cobran significado de maneras tan disímiles. La esquina de Lautaro va a tener gran relevancia para mí; al nivel del Congreso, la Plaza de Mayo y otros lugares cuya relevancia comparto con la mayoría de los porteños. La única diferencia es que el lugar al que me refiero tiene una relevancia con una fecha de vencimiento inevitable. Y esa diferencia (la palabra diferencia me parece clave) es lo que marca esta entrada; diferencia que hace que la ciudad en la que el estado pretende que reine la racionalidad y el orden (por suerte esto se les escapa seguido), aparezca lo incomprensible, el misterio, lo inclasificable. El tipo de Lautaro logra vivir al margen lejos de la frontera, y eso es un logro admirable. Este es mi humilde homenaje.

miércoles, 23 de diciembre de 2009

La mentira real del Río de la Plata (¿?)

¿Qué es el Río de la Plata? Se dice (no se quién, o con qué fundamentos) que es el río más ancho del mundo. Desde el punto de vista geográfico, sería un estuario. Sin embargo, la primera denominación de la que se tiene noticias es la de "mar dulce".
Mar, río, estuario... no importa. Vamos a ver qué nos conviene que sea. Geografía vs. Derecho Internacional Público; hagan sus apuestas. En la wiki, sobre el famoso Tratado del Río de la Plata:

Las características geográficas del Río de la Plata dificultaron su clasificación, importante para determinar qué derechos podían ejercer terceros Estados sobre el estuario. Si el estuario "del Plata" fuese considerado como un mar, entonces cada Estado tendría soberanía sobre una franja del mismo; en cambio, de tratarse de un río, los Estados tendrían soberanía sobre todo el espejo de aguas del mismo. A su vez, en el caso de tratarse de un río, se consideraría parte del dominio fluvial de un Estado, por lo que la soberanía no podía ser limitada por el derecho, ni siquiera para el paso inocente.

Perfecto. Convino, después de muchos conflictos, inventar el Río de la Plata. Una construcción.
El autor de la entrada se inclina por afirmar que el río es en realidad un estuario. Un poroto para la muy hinchapelotas geografía. Mais, pourtant... nadie se copó mucho con la "realidad".

No hay Río, no hay plata, no hay mar y matamos al bendito estuario. Lo matamos del todo: no hay edificios con vista al estuario, nadie va a la costa del estuario; hasta cruzar el charco se impuso al estuario. El "Estuario de la Plata" nunca existió. Seguramente no sea el "estuario más ancho del mundo" con lo cual tendríamos que prescindir de un récord, de un logro.

En fin, los problemas amainaron con la ficción de un Río. Quizás (seguro que no, pero me divierte pensarlo) esta exitosa ficción dio lugar a otras dos, relativas a lo largo, ancho y a la circulación: Avenida Rivadavia y 9 de Julio. Y tal vez (seguro que no, pero siguiendo la misma línea), esta obsesión por lo más largo, lo más ancho y por la ficcionalización de la realidad, esté relacionada con la construcción de algo de carácter simbólico, relativo a la sexualidad masculina. Es vox populi que ese récord es africano, pero quién sabe.

lunes, 17 de agosto de 2009

Montparnasse

El hielo choca con el hielo y hace un glaciar. Si desvías la mirada hacia los Andes, el glaciar crece aun más: xuenta con el calor de la mirada. Pero si la mirada es fría e impasible, no hay glaciar. No hay hielo, no hay agua, no hay cordillera, no hay nada ¿Hay Andes? Una abstracción sin sentido.

There are never any suicides in the quarter among people one knows
No successful suicides.

Si te detenés a pensar (si te detenés) por un instante (es imposible, las céslulas, los átomos, etc). Bueno, si te detenés lo más que puedas, no vas a llegar a ver el abismo (tanto como estando en completo movimiento). Ya lo venís viendo de hace tiempo. El paso lógico es que ya no esté. No estás al borde. Y tampoco se puede escribir desde el abismo. No estás en ningún lugar.

A Chinese boy kills himself and is dead.
(they continue to place his mail in the letter rack at the Dome)

Es casi gracioso no estar en ningún lugar. Es irónico, ¿no? ¡Cómo se puede escribir desde ningún lugar! Ninguna filosofía materialista lo concebiría. Ergo, ninguna filosofía plausible en el año 2009 lo concebiría (más allá de algunos felices reductos). Vos no la concebís. Y tu casilla está llena de spam entre alguna venta de facebook y ofertas de empleo de bumerang y de zonajobs que parecen seleccionadas especialmente para que no te tomen y te frustres ( la mayoría no se detecta como spam; la gente pasa tu dirección de mail, corre de lado a lado, y nadie sabe un carajo de nada; a la larga, es un contacto: puede ser un restaurant, una farmacia; un contacto, eso es lo que importa, porque engrosa estadísticas da prestigio y no te garpa).


A Norwegian boy kills himself and is dead.
(no one knows where the other Norwegian boy has gone)

¿Y en una península en la que el hielo no se derrite en todo el puto año? Nada. No pasa nada. El hielo no se desprende, no está ahí. Es decir, todos dan por sentado que está el hielo. A todos les chupa un huevo. ¿ Y qué carajo me importa el vecino? Me da paja con este frío darle una mano si necesita ayuda. Y no garpa.

They find a model dead
alone in bed and very dead.
(it made almost unbearable trouble for the concierge)

Y claro que si hay una piedra, o lago petrificado, no hay nay nada que hacer. Pero si alguna vez se movió, y tiene un tamaño considerable para que su muerte sea más difícil que la de un microbio, hay que horarla, o hacer algo. Hacer algo. Se movió. No quiso moverserse más pero tenemos que hacer algo nosotros. Ya no se mueve, no se mece, no ladra. Pero alguna vez lo hizo. Todo se vuelve distinto. Hay que hacer algo. Nos da paja, no nos mintamos; pero no queda otra.


Sweet oil, the white of eggs, mustard and water, soap suds
and stomach pumps rescue the people one knows.
Every afternoon the people one knows can be found at the café.

¿
Qué problema hay, entonces? Son las 7:18. Vámonos a dormir tranquilos. No es nuestro día.

Temos Muito tempo. Temos todo o tempo do mundo.

(Este es un post repetido sin basura alrededor. Los invito a remitirse a ese, lectores ocasionales. Tópico de la captatio benevolentia: este texto fue escrito sin pericia, por un chabón excesivamente común, e inmerecidamente dotado de afecto. Si no, no los hubiera sometido a esto (si logré someter a alguien a esta altura del texto). Se escribió en menos de media hora, sin revisar (no pienso hacerlo, no pienso leerlo de nuevo, y si lo leyeron, les pido las disculpas más sinceras del mundo))
Hasta pronto, si Dios quiere.
Saludos.

sábado, 15 de agosto de 2009

La raya del medio.

Esta mañana descubrí que tengo algún que otro moretón en el cuerpo ¿Me embriagué, me cagaron a palos? No tengo idea. Sospecho de alguno de los caballos que veo pastando en avenida de mayo. Hace como 30 grados y las chicas pasean vestidas como si fuese invierno, en una onda muy retro y muy cool, supongo. El traje en los chabones está de moda.
El resto sigue en la sintonía que la ciudad tenía antes de dormirme: llena de bronca. La gente en auto putea al subte que no es un subte porque va entre los pastizales al nivel de la avenida; algunos autos se llevan puesto algún que otro caballo y no es la bestia la que se lleva la peor parte. El subte-no-subte parece convivir en armonía con las susodichas bestias, pero la gente putea, corre saltando pantanos, se embarran; les chupa un huevo el traje coqueto.
Hay mucho que mirar hoy; me voy a quedar en el balcón toda la mañana. Todo está igual que ayer, un poco distinto, quizás, pero me carcome la duda acerca de los moretones.
Y esa duda pronto se disipa: el puto auto que compré sin registro está hecho mierda una esquina. Me lo merezco por no saber nada del tema. Un montón de tipos lo miran con curiosidad alrededor de un cordón policial. Los otros autos no causan tanta impresión, y yo no les noto diferencia alguna: cuatro ruedas, cuatro puertas, techo, etc.
Mis amigos me dijeron que compre cualquier auto "full". Y yo dije textual que lo quería "full".
Y ahí me hicieron una pregunta que no entendí; algo así como si lo quería con "condensador de flujos". Sí, full.

jueves, 7 de mayo de 2009

Citrus y la aventura de vivir lejos de la posta

Siendo sincero (con todo lo que implica desde los márgenes de la sinceridad hasta el centro; es decir, que no hay sinceridad absoluta ni tasable en valores de mercado moral) tengo que afirmar que el jugo citrus es un jugo medio. Medio concentrado en su propuesta superadora por la ignorancia de cualquier consumidor de jugos totalmente enajenado, fuera sí, en una twilight zone donde le es imposible distiguir los tipos de naranja que se utilizan para hacer el jugo de naranja más rico del mercado.
¿Por qué se puede catar la uva fermentada y no el jugo de naranja combinación de varietales, señor Brascó? La respuesta debe ser tan estúpida como la pregunta, pero yo la desconozco desde los márgenes de la sinceridad.
Para vender un jugo bueno, éste tiene que tener un buen packaging que asegure su procedencia virginal. Al igual que los vinos.
En definitiva, resulta poco tentador ver la fábrica de vinos que está en el puente que va hacia la facultad de veterinaria por la ventanilla del 113. Es mejor pensar en chicos jugando en viñedos, o en campos de naranjos, bien lejos de los 113 y cerca de nadie.
Pero vamos: todo consumo es deceptivo. No pude jamás decir "mmm... qué rico jugo de naranja Early Morning" y nadie me culparía por eso; pero no reconocer un malbec de un cabernet sauvignon, no saber si viene del recorrido del 113 o de algún locus amoenus...eso es criminal para el buen gusto.
Pero no me quejo, al menos, desde los márgenes de la sinceridad.
El factor dionisíaco es determinante; y en eso, ni la uva ni la naranja tienen mucho que aportar. El vino y el destornillador, sí. Y es natural, ¿para qué sino tomo jugo de naranjas tucumanas si no es para evadirme de la cotidianeidad? ¿Para qué voy a la Casona de Humahuaca si no es para evadirme de Palermo? ¿Porque nunca permanezco en un barrio fronterizo como Flores, con gente de frontera, si no es por que la frontera es el espacio donde el locus amoenus se empieza a desdibujar, por más citrus que tenga en la mano?
113 y vino se llevan a las patadas. La fábrica está cerrada. Me pongo a ver una película en un barrio de frontera pero no, mejor veo 1001 películas en simultáneo, así me evado de la tediosa tarea de enchufar el dvd de forma corriente y de ver siempre el mismo marco conformado por el mismo televisor con movimientos cambiantes en desde un pedazo de vidrio? (esto, desde luego, en los márgenes de la sinceridad; el espacio donde se pueden hacer los reduccionismos más estúpidos. Desde el pseudocentro, me encanta ver películas. Pero siempre las veo solo.)

Citric


Este envase contiene el jugo de 16 Naranjas aproximadamente.

CITRIC COSECHA LAS MEJORES VARIEDADES DE NARANJAS

Westin, Marrs Early,
Salustiana y Valencia

A DIFERENCIA DE OTROS, EL CONTENIDO DE ESTE ENVASE NO ESTA ELABORADO A BASE DE JUGO CONCENTRADO SINO CON JUGO FRESCO EXTRAIDO DIRECTI DE NARANJAS SELECCIONADAS.

miércoles, 21 de enero de 2009

Un maruchan y cinco boldos

Estaba pensando en que tenía que irme a la concha de la lora cuando me llegó la invitación de ir a Ñandubaysal. Entre risas agónicas acepté sin pensarlo dos veces.
Ñandubaysal es un camping-balneario en la costa del Río Uruguay. El sitio web vendía una costa de arenas blancas y terrazas exóticas donde se podían disfrutar de los más variados tragos. La arena resultó ser amarilla y a las terrazas exóticas no las encontré nunca; pero sin dudas, Ñandubaysal cumplió; paradójicamente, fue en todo aquello en lo que su página web no reparó.

En el cielo de Ñandubaysal se podían ver casi todas las estrellas del universo; incluso aquellas que duraban una fracción de segundo, y que te invitan a pedir un deseo. No había visto ninguna antes de haber estado ahí, y ahora tengo cincuenta deseos en el debe. Los creadores de la página web no pensaron ni por un instante que las estrellas son un bien escaso en Buenos Aires. Hubiese sido estúpido, entonces quejarse del supermercado poco surtido del lugar, y otras nimiedadades. Estamos inundados de productos de mierda; pensaba que lo podía tener todo y lo cierto es que me faltaba demasiado de lo más elemental.
Nunca había estado en una playa cuyas aguas no terminasen en el horizonte. Se veía Fray Bentos, y Botnia, y pensaba si se podía ir allá nadando, y después de pensar si se podía, pensaba en migraciones, y esos detalles...¡en migraciones! ¡Para llegar a un lugar que se podía ver y que parecía estar tan cerca que tal vez se pudiera alcanzar a brazadas! Tal vez un barco de la prefectura me hubiera pedido documentos, si hubiese intentado cruzar. O tal vez me hubiese ahogado.
En el camping no hay lugar donde guarecerse. El sol es omnipresente, y hay unas pocas zonas de sombra bajo unos diminutos arbustitos que la gente, ridículamente, se desesperaba por ocupar. En la zona de carpas, tampoco la sombra era una garantía (otro incumplimiento de lo anunciado en la página web). El sol de la mañana pegaba de lleno contra la carpa, y era un despertador natural; si, obstinadamente, alguien hubiera optado por permanecer adentro después de las 11:30, creo que se hubiera derretido en un mar de sudor. En los días de lluvia, no había ninguna garantía de permanecer seco, ni aun en los poquísimos lugares techados. El techo de caña del pub Paez Vilaró (o imitación Paéz Vilaró, eso nunca quedó claro) era completamente obsoleto ante una lluvia más o menos fuerte, y mucho más, frente al símil del diluvio universal que me tocó padecer (o diluvio universal, eso nunca quedó claro tampoco).

Y ahora pienso que el disparador de este texto, una vez llegado a Buenos Aires, es una sopa Maruchan de camarones y limón que me costó $4.66 en Disco, y que me está costando cinco boldos controlar su efecto abrasivo, el ardor insalubre de esta extraña cena, hecha en E.U.A. Y que la compré tentado porque su preparación solo implica hervir 250 ml de agua, agregársolos al producto, y dejarlo reposar por 3 mins. Ñandubaysal se me caga de risa en la cara, y el pibe del super desabastecido, y toda la provincia de Entre Ríos, y esos putos 3 minutos también.

miércoles, 7 de enero de 2009

¿Por qué envenenan a nuestros hijos?

Soy un padre preocupado. Paso la mayor parte del día intentando evitar que mi hijo sea envenenado, ¿acaso es justo eso?
Mis sospechas comenzaron hace un par de años, cuando un día traje del supermercado un juguito en polvo diluible. Me sorprendió ver como lo tomaba mi hijo: los ojos se le salían de órbita, tomaba un vaso detrás de otro atropellandólos; transfigurado como un demonio, consumía un litro en pocos minutos.
— ¿Te sentís bien?
—¿Qué carajo te pasa?
Yo retrocedí unos pasos y dejé que termine la jarra de jugo para que la cosa no pase a mayores. Moví de la sala el televisor y los jarrones, que son las cosas que más valen, por si sufre el ataque. Además él también se hubiera podido lastimar.
—¡Para qué movés las cosas! si después las tengo que mover yo.
- Hijo, dejá de tomar eso, por favor.
Miró la jarra y el vaso. Después me miró a mí con cara de sorpresa.
—¿Esto? Todavía quedan como cuatro sobres, si querés hacete uno.
— Sí, claro, me preparo uno.
Me fui al baño y vacié los cuatro sobres en el inodoro.
Cuando volví a la sala, mi hijo ya había salido. Olí la jarra. No tenía alcohol. Ojalá hubiera tenido.
Me senté un rato a leer los ingredientes. Eran ininteligibles. Es parte de la estrategia; tiene todo menos naranja.
¿Por qué envenenan a nuestros hijos?
Es un gran negocio. Después de eso, si lo llevaba al médico, me recetaba ritalin para la hiperactividad, y después bebidas energizantes, para equilibrar; y de ahí en adelante, la vida se juega en un equilibrio de productos a base ingredientes que nadie sabe de qué se tratan, y se rompe con todo equilibrio humano. El agua podría ser una solución, pero... ¿qué agua? ¿Acaso saben que le ponen al agua de nuestros hijos? Mejor ni averiguarlo.
Ustedes pensarán que el incidente del jugo en polvo me llevó a hacer una larga y ardua investigación de dos años tratando de dilucidar por qué envenenan a nuestros hijos. No lo hice nunca. Me parece peligroso; más aun después de lo que vi cuando volví al baño.
Parecía generación espontánea. La tabla del inodoro salpicada de gotas naranjas y motas de polvo sin diluir. Una cucaracha gigante( unos sesenta centímetros de largo por diez de ancho) dirigía un contingente de cucarachas de tamaño estándar que se regocijaban en el jugo, y de tanto en tanto, las cucarachas de tamaño estándar se empachaban y, literalmente, explotaban; la cucaracha reina no: el jugo parecía hacerla fuerte, crecía tan rápido como una de esas tortugas ninja (cuando cerré la puerta, espantado, le calculé un metro de largo).
Me recomendaron un insecticida. Se rieron de mi historia. Cuando toda vida animal esté envenenada, sólo se van a reír los genios que inventaron estos métodos.
Ojalá no hubiese sabido tanto.

lunes, 22 de diciembre de 2008

Last breath after coma

Se burlan de mí igualmente los nobles y los malvados
Teognis

Se termina un año que pareció durar un mes.
El contador de visitas sigue bajo; mejor así.
Quizás a César Aira le regalen un café de diez pesos en Aromi por escribir su página diaria. Sin embargo, la mayoría obtenemos mucho menos de lo que merecemos. Un café nos reportaría un superávit inconmensurable porque la crisis financiera nos chupa un huevo.
El bondi sale un peso como mucho, en caso de que no lleguemos a la cabecera. La distancia que media entre nosotros y la cabecera es insalvable si pensamos en la paradoja de Zenón y en nuestras nulas ganas de cambiar las cosas por más de que estén como el orto.
Un café sale diez pesos en Aromi. Cuando lo terminamos, se supone que nos sentimos estimulados; pero después de todo, el estímulo es primero la bronca, y después la vergüenza.
No nos merecemos ninguna de las dos emociones. No nos merecemos el estímulo y por eso no necesitamos de estimulantes. Y Aira se puede meter su café en el culo.
¿Qué nos espera el año que viene si en este nos damos cuenta de nuestra radical inutilidad? ¿Qué nos espera si ni siquiera nos contratan para mover mesas en un lugar lindo (como Aromi) porque nuestro corte de pelo, nuestra remera, nuestra actitud ni nuestro currículum nos permite acceder a tal privilegio? Y en caso de que alcancemos tan alto honor, así y todo, ¿cuantas mesas movidas vale un café?
No tenemos lo que nos merecemos por ser inútiles. Nadie considera que ser inútil sea un valor. Es triste, pero la inutilidad es nuestro mayor capital a pesar de lo que piensen los genios.
Vamos a salir mañana y nada va a cambiar mucho. Vamos a recibir la mierda de consuelo de alguna psicóloga patética para llevarnos una ilusión que se desvanece al llegar al umbral de la puerta. Vamos a escribir un cuento sobre una mujer que muere decapitada por una tabla de surf. Vamos a ir a jugar el partido de fútbol que ya previmos que íbamos a perder, pero lo vamos a jugar igual porque no se nos ocurre que otra cosa podemos hacer. Y por último, vamos a diluir lo más que podamos un sobre de jugo Tang que compramos por un peso en la farmacia para ver si nos sirve de bálsamo.
La gente que consideramos pelotuda es genial; nosotros, los pelotudos. Que somos pelotudos obstinados, nadie lo va a negar. No podemos, de todas maneras, aprender de los genios. Ni nos esforzamos tanto.
Para terminar, donde diga nosotros, léase YO. Donde siga YO, léase nosotros.
Buenas noches, hasta mañana.

viernes, 15 de agosto de 2008

Va a estar bueno Buenos Aires

Hasta hace unos pocos años, desde el balcón de mi cuarto, podía mirar a la calle a pesar de estar orientado hacia el pulmón de manzana. Ahora hay unos cuantos edificios que me lo impiden. No es una calle especial ni mucho menos menos, pero tiene un par de árboles tristes que es mucho más que un gran paredón triste. Es evidente que los legisladores del código de planificación urbana no repararon en mí. Eso me molesta mucho.
El vecino del último piso no tiene de ese problema, además de contar con el monopolio de una parte considerable de la terraza, con espacio suficiente para poner una pelopincho y un par de reposeras. A veces pienso que estaría bueno vivir en el último piso, pero me consuela pensar que el día que bombardeen a Buenos Aires o invadan la ciudad un grupo de paracaidistas de Marte, él va a estar un poco más nervioso que yo.
Ojalá el gran slogan gubernamental se cumpla, y venga Macri a casa y que, empapándose de la problemática, decida podar edificios, y construir tristes altos árboles para mi satisfacción; de esa manera, y sólo de esa manera, no recibiré con agrado al "enemigo" invasor.

sábado, 19 de julio de 2008

No nos mirás a la cara

Sólo los animales lo perciben.
La inasibilidad es regla. Es humo. Es desesperación. Un millón de instántaneas corrientes eléctricas en mielina gastada. Tal vez edesur, pero no.
Un torrente de electricidad en crisis ¿Para qué represas? Si Teognis ya lo dijo todo; pero no lo percibió. Seguro que no.
Renovar la mielina gastada...Teognis sabía que era inútil; pero le faltó algo: el salto que sólo se da mediante un fuerte impulso eléctrico cuando no queda retenido en las rodillas y tiemblan y se apoyan en el suelo y descargan; cuando desesperan. Se apoyan, se hacen tierra y polvo y se acercan los gusanos; los que entienden.
Renovar una esponja es cosa de una hora de espera en un supermercado. ¿Y la electricidad la viste? Teognis estuvo cerca de verla; pero hizo la cola y compró una esponja.
Sólo los animales lo perciben. Pero no consuelan.

viernes, 18 de julio de 2008

CocoRosie - Terrible Angels

If every angel's terrible
Then why do you welcome them
If every angel's terrible
Then why do you welcome them
If every angel's terrible
Then why do you welcome them
You provide the bird bath
I provide the skin
And bathing in the moonlight
I'm to tremble like a kitten
If blue eyed babes
Raised as hitler's little brides and sons
They got angelic tendencies
Like some boys tend to act like queens
Oh if every angel's terrible
Then why do you watch her sleep
You love to hear her sing
And wear purple eyes like rings
Well the flowers have no scent
And the child's been miscarried
Oh every angel's terrible
Said freud and rilke all the same
Rimbaud never paid them no mind
But jimmi morrison had his elevators
His elevators
He had his elevator angels
If every angel's terrible
Why do you hide inside her
Like a child in a skirt
The supermarket's loud and bright
And boy don't she feel warm tonight
Boy don't she feel warm tonight
Boy don't she feel warm tonight
If every angel's terrible...


Discover CocoRosie!

miércoles, 9 de julio de 2008

El rey de los topos

Otra vez las hormigas recorren mis venas
la masa aérea no quiere entrar, no,
sólo hormigas,
solo otra vez.

¡Callate! Te lo ordeno.
Callate, y mirá (si podés)
sin pestañar: el aire
no deja de titubear.

Siempre lo mismo.
¡Callate! Haceme el favor.
Sólo mirá (si querés)
la radiación que no mengua
al tumor invasor.

Chocando,
titubeando,
un torrente de hormigas no me permiten
tal vez, -actuar-.

Un líder sano, circulando por el canal y
chocando con otro líder sano,
tal vez no vea, un segundo,
un intermitente semáforo
en rojo.

Otra vez; sí, claro
otra vez
la miseria desgarra las arterias de
un animal que celebra una
sagrada y sangrienta hecatombe
en la que sacrifica, con pasión,
a sus mejores amigos.

Callate, mirá (si es sano)
los capilares grises; allí es donde
quedó el aire más puro.
Mientras las hormigas mecánicas,
recorren las venas,
y acopian pequeños cetros de yeso,
y saludan a los camaradas,
que gobiernan sus propios canales subterráneos.

Otra vez, lo mismo va estar,
para cuando lo puedas
(o quieras) mirar.

domingo, 6 de julio de 2008

frustración

Lo intenté y lo intenté, y fracasé. Me someto al castigo del publico.

Paseo por el purgatorio

- ¿Estamos en Flores?

- Sí.

- ¿Falta mucho para el cementerio?

- No, muy poco.

- ¿Unas veinte cuadras?

- Sí, algo así. En cinco o diez minutos estás ahí.

- Gracias

- Por nada.

Me bajo del colectivo ni bien termino de responderle a la señora desorientada sentada al lado mío y voy a mi casa. Venía de Barrio Norte, de recibir de una señora un sobre para mi jefe, Compay (así le digo yo por su manera de vestirse y porque Compay Segundo era la única persona que conocía que fumaba puros. Claro que no nunca lo llamo así delante de él; nunca me dijo su nombre ni me animé a preguntárselo). En casa agarré otro sobre con la plata que había recaudado en sus negocios y un mp3, para amenizar el viaje hacia Merlo.

En el colectivo me empezó a picar la curiosidad (pecado mortal para Compay). Decido abrir el sobre que me dio la señora. Veo que tiene fotos numeradas de chicas; calculo que de entre doce y catorce años; chicas en bikini y posando. Son muy lindas; qué mala suerte.

Nadie es tan reservado porque sí, pero a mí qué me importa. No tengo nada que ver, soy solo un mensajero, como el arcángel Gabriel. Tal vez les esté haciendo un favor a las chicas, vaya uno a saber. Compay es tan generoso como desagradable.

El tipo vive totalmente apartado de la civilización y para llegar tengo que caminar un montón, hasta donde ya no hay más calles asfaltadas y las casas se presentan en una sucesión discontinua. Lo veo de lejos: está en el patio delantero de su casa, sentado en una silla de plástico berreta, vestido con una camisa blanca casi transparente, un pantalón de vestir raído, sombrero panameño y pantuflas. Está fumando un puro trucho de estación de servicio. No es ni afro, ni cubano, ni músico y mucho menos estrella; un viejo falso, disfrazado caribeño que salió a pasear por Merlo, lejos, hasta donde ya no habían ni calles ni casas, que se perdió y no tuvo más remedio que quedarse donde estaba y levantar una casa triste y marcar un camino que lo una al resto de la ciudad en la medida que pudiese y quisiese. Ah, presuntamente es proxeneta, me olvidaba, pero de todos modos eso es un detalle más.

Toco el timbre. No me mira.

- ¡Nena, abrile al pibe!

De atrás, de la casa, sale una mujer de unos cincuenta años, supongo que más o menos quince años menor que Compay, cansada y de mal humor; me abre la puerta y no me responde el saludo. Vuelve a la casa. La “secretaria”, pienso y casi me río. Secretaria, sí, no tengo dudas de que esa es su función. Me acerco al viejo, tímidamente.

- A ver, dame la guita.

Cuenta los billetes y separa doscientos para mí.

- Pasame el sobre que te dio Miriam.

Mira las fotos, detenidamente.

- Decile lo siguiente: la tres, la siete y la catorce ¿Te vas a acordar o te lo anoto?

Asiento con la cabeza.

- Si no te acordás la vas a pasar a mal, pelotudo. Andate, dale.

Me devuelve el sobre con las fotos (no debería haberlo sabido, como lo lamento). No se puede despedir nunca sin una amenaza, el viejo forro este. Me encantaría verlo muerto y bailar sobre su tumba. Cómo lo lamento, ¡pero cómo!

Tengo un largo camino a Barrio Norte. Pienso y pienso, “el ángel del señor le anunció a María”, todos necesitamos plata, estoy hasta las pelotas de sus amenazas, ¿la secretaria que pito toca? (además del de Compay y de ser secretaria) (chasqueo el índice y el pulgar derecho al lado de mi oreja para no perder el hilo), los ángeles nunca transmiten mensajes cómodos.

Empiezo a escuchar el mp3 y no pienso más.

Por fin llego a la casa de Miriam. Me recibe en la puerta del edificio.

- ¿Qué te dijo? –me preguntó antes de terminar de recibir el sobre.

- Ninguna. Que sigas buscando.

- ¿Eso te dijo?

- Sí

Último viaje: Flores. Unas señoras hablan de la juventud de hoy. Son profesoras de secundario que se quejan de la insolencia de los alumnos, la falta de autoridad, de la necesidad de la disciplina, de los fracasados a los que estaban educando y ambas coinciden en que con esos chicos el país no tiene futuro. Una le comenta a la otra que había encontrado a una pareja de alumnos haciendo el amor en la escalera, mientras la otra niega con la cabeza. Qué barbaridad. Tienen un olor a cigarrillo que mata, y eso que estoy sentado un poco lejos. Es una pena que sean las únicas voces que escucho en el colectivo; necesito una distracción, no quiero pensar, y esas señoras me aburren, ¡Ah, mi Mp3! ¡Ha llegado la hora en que por fin cumpla su misión y me salve! Apoyo la cabeza en la ventana y sigo mirando a las señoras moviendo los labios y gesticulando hasta que cierro los ojos.

“De alto cedro voy para Marcané

Llego a Cueto y voy para Mayarín

El cariño que te tengo

Yo no lo puedo negar

Se me sale la babita

Yo no lo puedo evitar…”

(Estoy atado a una cama, desnudo, con una extremidad atada a cada punta. Hay dos chicas, una a cada lado de la cama, vestidas con jumper; cada una con un rosario en el cuello. Se ríen tapándose la boca. La que está a mi derecha, saca un bisturí y me hace un pequeño corte en el brazo. Estalla en una carcajada y contagia a su amiga. Me hace luego cortes en todo el cuerpo. Se divierten mucho. “Ahora lo marinaaamos bieeeen” dice la de la izquierda, y me rocía con limón y después me echa sal. Se ríen más, dan saltitos, no se pueden contener; yo quiero gritar, gritar hasta el cielo, pero no me salen las palabras.)

- Flaco, ¿vos no te bajás siempre en Flores?

- Sí.

- Te pasaste.

jueves, 12 de junio de 2008

Bailando en Teherán


Cada vez que veo el programa de Tinelli, veo con mejores ojos la instauración de un régimen teocrático islámico. Con Ayatollah, velos y toda la parafernalia. Porque lo merecemos; porque se está transformando en algo altamente deseable.
La chica de la foto es unos ojos (para nosotros, claro). Nos basta. El resto, ni pensamos en imaginarlo. Unos ojos asustados y hermosos, de un color al que no estamos habituados a ver en estas latitudes. A este misterio no lo desvelaremos: no sabemos si está casada (si lo está, su casamiento no fue transmitido por televisión; alabado sea Alá), que hace a las 9:47 de la mañana...podríamos pensar que sufre los rigores del régimen, pero acaso acá, en el mundo occidental, ¿como tratamos a las mujeres?Sufren los rigores de un tirano mass media (la punta del iceberg) y sus romeros, sus cómplices, sus idiotas acuerdan ese estado de cosas en misa, 5 veces por semana (un dios demandante, ¿no?).
Es unos ojos, un rostro, y contemplamos la belleza. No podemos pedir más.
Gracias a Alá nació en oriente. En Argentina tal vez estaría ahora bailando en el más ominoso programa, con polleras cortas, un imbécil le cortaría la pollera y ya está, no hay misterio, no hay belleza, hay plástico, sabemos todo, y una vez que sabemos todo no nos interesa indagar más .¿Alguien irá a buscar a Wanda Nara dentro de 20 años? ¿A alguien le va a interesar en 20 años? ¿A alguien le interesa ahora? Ojalá Wanda Nara fuese unos ojos. Ojalá no escuche nunca más decir "yo vendo" a una de esas chicas de la tele, porque, pensándolo bien, ¿como se puede denigrar a la mujer más que cosificándola? ¿Como puede alguien denigrarse más que cosificándose en los mass media, dando su cuerpo para que lo coman centenares de miles de chacales gratis en la tele, y que después esa persona se considere feliz con los granos de maíz que le tira el inescrupuloso domador en este circo asqueroso?

Ayatollah, yo te voto. Si no ganamos tomamos todo por la fuerza. "Por la sugestión contra la grasada" es nuestro lema. No nos van a votar pero no importa porque vamos a tomar una retribución de todo esto: a la hiena líder de un séquito de corderos, le vamos cortar la cabeza; vamos a tomarnos su sangre extasiados por la sensación de que estamos obteniendo al menos una reparación. Las cosas van a ser libres de su demoníaco líder; el Gran Profeta nos sonreirá; nos vamos a tragar su pestilente sangre para redimir a la humanidad (todo gran héroe sufre en el logro de su hazaña). Nos van a mirar como si fueramos locos, pacatos; no, nada de eso. Por recuperar lo que es nuestro y de ellas; los que nos pertenece por respirar y caminar; ¡Alabado sea Alá! Van a entender entonces que es por protección, para que ningún cuervo nos saque los hermosos ojos, los más lindos, los que valen sólo por ser ojos.

lunes, 19 de mayo de 2008

draft

Hace unos años, me reía de un (viejo) profesor de secundaria, que con la cara agrietada y surcada por vivencias más que por el paso del tiempo, nos comentaba en una voz monocorde y apenas perceptible, que no había nada más triste y terrible que un amor no correspondido; lo comentaba mirando a un ladrillo de la pared del fondo del aula, manteniendo una íntima comunión con la materia inerte, celebrando un pacto de complicidad de caballeros con ella, aquello que no había logrado y que seguramente no lograría con los animales.
Ya no me río.
Un amor no correspondido en una novela naturalista española, perdida en extensas y soporíferas descripciones de paisajes ajenos, a chicos de 17 años (posmodernos) les podía parecer algo alejado, y las causas amorosas irremediablemente perdidas se podían pilotear con una dosis de orgulloso cinismo; hasta que los efectos de la droga pegan mal años después y se degrada en patético cinismo, en pactos de sangre con la cama, con la radio, o con un ladrillo al azar en la hostil pared un lacerante (centro educativo).
Uno se cansa.
El profesor se tranforma en un oráculo siniestro; el compañero Pessoa nos parece cada día más cuerdo a medida que crecemos y el (cactus), más simpático.
Llego el momento de desertar heroicamente, de secarse y causar antipatía; de ver los amores inexactos como un teorema de Gauss.
Desobedecer al oráculo es imposible, pero no tenemos alternativa.